Los cuentitos de la semana
CORTITOS Y AL PIE
la única virtud que tienen son su brevedad
Lunes
No tengo ganas de escribir. San Lunes me tiene acorralado.
Sólo por hoy pensaré que no tengo este compromiso conmigo.
¡Todavía faltan dos días para el cierre !
Secreto
Ella se reía de aquellos que la consideraban solitaria. Y
disfrutaba hasta desmayar del placer que le proporcionaban sus cinco incansables
amantes: Pulgar, Índice, Mayor, Anular y Meñique.
Tropiezo
Ella me confesó, alguna noche de esas, que había sufrido
una fractura del alma. ¿Cómo es eso?, le pregunté. Y ella se pasó las manos por
los ojos, para correr el humo que los empañaba: me tropecé con tu corazón, me
dijo, y me golpeé con tu orgullo, justo a la altura del alma.
Desnuda
Ya no tenía nada que la cubriera, sus ojos estaban
entrecerrados. Unas manos rudas y callosas le abrieron los brazos y la colocaron
de espalda sobre un madero macizo, que de seguro había sido cortado por esas
mismas manos que podían ser fuertes y dulces a la vez. Con la brusquedad del
movimiento, su cabeza se volteo a la izquierda, como si estuviera apenada, las
experimentadas manos le recorrieron el cuerpo y se detuvieron en sus muslos, los
palparon golosos y con fuerza los abrieron hacia los costados, rasgando su
carne, luego, un grueso dedo se introdujo en su ano, y hurgándola inmisericorde
preguntó :
¿Qué parte quiere señora, patas y muslos, o pechuga?
Finalmente
Besé sus
labios, imaginando los tuyos.
Sentía
su aliento, deseaba beber el tuyo.
Tenía su piel sobre la mía, anhelaba que fueras vos.
Oía
gemidos, y revivía los nuestros.
Cuando todo acabó, quedé solo con tu ausencia.
Sueños
Juan
sueña nubes a las once. A las doce, el sol le corta las alas. A la una ya, el
ángel decapitado se mete a la ducha para suponer que está lloviendo,
terriblemente, desde cumulus nimbus arrojados al azar por su mente clara
Llovizna
La razón me implora a gritos que me aleje. Mas sentir que
me recorre tu mirada morena, tu cálido abrazo y que mi cuerpo quede extasiado de
tus labios, es todo lo que necesito. No hago caso a la razón y me sumerjo en el
mar de tus ojos, en el volcán del deseo y en el éxtasis que me transporta al
paraíso.
La lluvia caía lenta y silenciosamente. Podía verla gracias
a la luz de las farolas, haciendo que la rambla luciera brillosa y bella.
Seguí caminando sin rumbo, admirando la solitaria noche,
haciendo lento mi paso.
El mar olía diferente y el raro calor, a palmeras y brisa,
a lluvia tropical. Saboreé las gotas alzando el rostro hacia el cielo y no pude
evitar sonreír mientras el agua resbalaba por mi cuerpo también, lenta, casi
sensualmente.
No había viento, era una perfecta noche para estar, cerca
tuyo, muy cerca, como la lluvia en mí, como la arena en el mar.
Tus ojos negros me penetraron, tu piel morena se tornó
brillosa, como la rambla en sí. Te amé, siempre lo he hecho, sin embargo sabía
que iba a perderte, como la calle a la lluvia y mi corazón se partió.
Pero bajo esa lluvia y en ese momento eras mía, y cada vez
que llueva así, yo te tendré, mientras cierre los ojos y pueda sentir en mi piel
esa suave y tierna llovizna marina.
Pensadora
Cada vez que hace el amor con Ramón, piensa que está con
Carlos. Cuando lo hace con Esteban, se imagina que está con Luis. Si con Juan,
se hace a la idea de que yace junto a Roberto y galopando sobre Antonio, la
cabeza se le marcha hacia Manuel.
Ahora, observando a su marido realizar patéticas
contorsiones sobre ella, no sabe lo que pensar.
Medalla
Recorrió sus dedos en el teclado y la música inundó la sala
de conciertos. En la primera fila su esposa sonreía recordándole que había
prometido llevar en el cuello la medalla que le había regalado. Destilaba a
través del piano armonías cristalinas, mientras pensaba en la mujer de la última
fila a la que había obsequiado la medalla; trataba de encontrar la forma de
recuperarla, pero su razón se perdía en memorias eróticas. La intensidad de los
acordes se impregnó en las paredes y él emocionado se dejó ir en ellos.
Ya más tarde inventaría alguna excusa para su cónyuge.
Mañana
Acostado boca arriba, Jorge recorre con la mirada la
habitación. Se han desprendido varias áreas del grueso revoque del techo. Obvio
que necesita una reparación. "Mañana..." piensa autosuficiente, y se envuelve en
los sueños. Ni imagina que por la noche se caerá el resto y le romperá el
cuello: Mientras tanto, mañana...
Decisión
Caminando no vas a llegar a ninguna parte, le dijeron un
día. Después de meditarlo tomó una decisión. La oruga se convirtió en mariposa.
Futuro
Tras pensármelo mucho, he llegado a la conclusión de que
los niños son el futuro. Pero el pensamiento no me da ninguna alegría, no puedo
creer que yo también fui el futuro. Mientras tanto cuido la ortografía y
alimento mi loro.
Aprendizaje
Se habían profesado un amor tan grande que, tras la
ruptura, ambos corazones debieron aprender a latir por separado.
Nuevamente
La muerte lo sorprendió con una bala: no pensaba que
pudiera morirse más que lo que ya había muerto el año pasado.
Vocación
...entonces el poeta acabo su cuento, descubrió que a
través de historias, podía recorrer, màs mundos de los que le limitaba su
poesía, desde aquel día se sumergió en sus historias y hasta el día de hoy de el
nada se sabe....
Precocidad
A los dos años ya sabía leer y escribir. A los cinco, era
capaz de traducir frases del latín y de resolver ecuaciones de segundo grado.
Sin bachillerato de por medio, fue admitido en la universidad a los siete años,
y expulsado de ella a los ocho, por burlarse de las teorías de sus maestros en
un tratado que muy pronto se volvió clásico. A los diez años ganó el Premio
Nobel, y a los once fue nombrado miembro honorario de la Academia Francesa.
A los doce años murió de viejo.
SIN PALABRAS
Se le habían
encallado las palabras en algún pliegue extraño del cerebro. Quisiera hacer
fluir historias en las que poder dotar de pasado y familia a cada personaje
creado, y construir su personalidad ficticia en cientos de páginas perfectas
donde las vidas, las mentiras y los deseos se cruzasen y entrecruzasen. Pero no
se sentía capaz de asomarse a ese vértigo, y por eso escribía unos cuentitos
estúpidos y aun así notaba que las ideas tardaban en llegar, como si no
quisieran ser encerradas en tan pocas palabras, igual que los pájaros que mueren
de pena en jaulas tan pequeñas,
Me cuesta
creerlo
- ¿Usted cree
en todo lo que le dicen?
- Por supuesto.
- Me cuesta creerlo.
- Le creo.
Un ángel
Desde que
dejé de decir que soy un ángel y comencé a presentarme como investigador de
mercados, la gente ha comenzado a aceptarme. Con excepción de una desconocida
que un día al escucharlo, me dijo en plan de sorna, no te creo. Le pregunté
entonces qué era ella. Soy un ángel, me contestó.
Encierro
Harto y
desesperado, buscó un cuchillo en el cajón. El brillo del filo se confundió con
el de sus ojos.
Turbado y profético quiso matar su encierro. Clavó el cuchillo en la primera
superficie que encontró.
Lentamente, sin agonías ni gemidos, la pared empezó a sangrar.
Los fantasmas
no existen
Cuando el
miedo invadió por completo la habitación no le quedó más remedio que salir
corriendo escaleras abajo. Su sudor intentaba esconderse pero no hallaba dónde.
Sus piernas se doblegaron finalmente y sin poder creerlo ella estaba frente a
él.
-¡No eres un
fantasma! ¡No puedes serlo!
-Tonto, los
fantasmas no existen... -dijo y luego se desvaneció
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