Sobre los periodismos
IDEPENDIENTE
DEPENDIENTE O MILITANTE
Un militante es aquel que defiende una
ideología, hizo un juramento de compromiso con la sociedad,
interpela al poder, y sobre todo un militante es quien alcanza un
estado espiritual que prescinde de lo material en procura de un
ideal, aunque en el trayecto se les vaya la vida. Un militante es
una cosa seria.
La ligazón existente entre los medios de
comunicación y nuestra cotidianeidad, y la influencia que éstos
ejercen sobre opiniones y conductas resultan en la actualidad
cuestiones indubitables. Una posición extrema pero que da cuenta del
fenómeno, ha llegado a sentenciar que en la vida moderna, el orden
de prioridades establecidas por los medios de comunicación
determinan la capacidad de discriminación temática en el público,
por cuanto éste, responde a los mismos criterios de prioridades
presentes en los medios de comunicación”.
Se compartan o no los
alcances de dicha afirmación, cierto es que los mass media
constituyen parte integrante de nuestro periódico devenir ya que
ellos contienen un potencial capaz de incidir en conciencias,
razonamientos y valoraciones.
Recientemente se ha abierto una polémica respecto a la naturaleza, a
las formas, y las modalidades en que debe desarrollarse la actividad
periodística con especiales referencias a una de sus variantes: la
del “periodismo militante”. Lamentablemente en la mayoría de las
opiniones vertidas en los grandes medios - voluntaria o
involuntariamente - se ha omitido toda referencia a un dato de la
realidad que no puede soslayarse al momento de especular sobre
ejercicio de dicha actividad y de otras tantas profesiones; me
refiero a la dinámica de relaciones desiguales de poder que han
determinado y aún determinan el universo de lo humano.
Tales relaciones, no se manifiestan exclusivamente en el orden de lo
económico sino que se expresan también en el universo de lo
cultural, y en tanto, en el campo de lo intelectual, concluyendo en
aquella oportunidad que aquellos individuos, comunidades o pueblos
sometidos directa o indirectamente improntas palpables o impalpables
de sojuzgamiento, han adoptado históricamente las más diversas
estrategias y modalidades de resistencia, y que en el caso
argentino, Manuel Ugarte, Rodolfo Kusch, Abelardo Ramos, Fermín
Chávez, Arturo Jauretche y Raúl Scalabrini Ortiz, “Paco” Urondo,
entre otros, han asumido y representado en su época lo que ahora
denominamos la “matriz resistente”.
Periodismo y medios
Desde que el canadiense Marshall Mc. Luhan
proclamó que toda “… herramienta humana y/o construcción social
puede estudiarse como un medio de comunicación cuyo mensaje es el
conjunto de satisfacciones e insatisfacciones que éste genera”
, razonamiento que compone su archiconocido aforismo “el
medio es el mensaje”, millares de científicos sociales, psicólogos,
semiólogos y demás profesionales vinculados con el prodigio de la
comunicación se han abocado al análisis de tal fenómeno. Sin embargo
el tema de la comunicación en el ámbito de lo social fue abordado
tempranamente por ese criollo de pura cepa, el paisano de Lincoln,
Arturo Jauretche ya los había descrito “en concreto” en los
Profetas del Odio y la Yapa obra publicada en 1957.
Entre otras tantas facetas, Jauretche, consagró su vida a
inmiscuirse en una cuestión sumamente significativa para los pueblos
de la periferia: aquel que presupone una práctica o más bien una
tendencia en los sectores ilustrados de los países sujetos a
improntas coloniales (o periféricos) a deslumbrarse por los
conceptos, contenidos y metodologías provenientes del “mundo
civilizado” - y en tanto - a seguir sus “modas” conceptuales. Esta
verdadera mentalidad escolástica, así definida por el uruguayo
Alberto Methol Ferre, es y ha sido sumamente redituable para dichas
elites, ya que su “acoplamiento amigable” con las estructuras de
producción de sentido consagradas, les ha permitido y aún les
permite acceder a líneas de financiamiento, a publicaciones, a
conferencias, a simposios, a congresos, etc. además del prestigio y
del reconocimiento público.
En ese orden de ideas don Arturo ya a principios de la década de
1960 denunciaba la existencia de una poderosísima impronta que
“…había llevado a elaborarnos una ‘cultura’ a pelo y otra, a
contrapelo, o dos culturas paralelas. Los descubrimientos que don
Arturo enunció parcialmente en su obra Los profetas del Odio lo
llevaron además a reflexionar en éste y en otros textos
subsiguientes, respecto a la íntima relación existente entre el
poder y los medios de comunicación. En tal sentido se ha sostenido
con certeza que Jauretche demuestra ser totalmente consciente de la
magnitud de la acción de los poderes consagrados a través de los
medios de comunicación, y la influencia de éstos sobre el individuo
y la sociedad. El desarrollo técnico sentenciaba nuestro paisano “…
crea una variedad especial de tarado. El tarado con técnica. Que
viene a ser técnicamente un supertarado. La última palabra del
supertarado técnico es el tarado con transistor". Y agrega, "[el
tarado del transistor] está atado a una cadena y no la puede dejar.
Y cuando sale de su casa en lugar de llevar la argolla al pié la
lleva en la oreja. Como ese Romeo que hemos visto que pudiendo en un
portal decir, oír y hacer cosas tan maravillosas, las posterga a la
transmisión que le golpea en el oído la lección del pildorero que
hace propaganda".
El sentido de los medios o los medios y el
sentido
Los medios de comunicación en la actualidad son esencialmente
reproductores masivos de sentido aunque algunos autores ya los
consideran productores directos de sentido.
Puede entonces coincidirse con Arturo Jauretche y con Pierre
Bourdieu que los medios de comunicación reproducen el sentido de
aquellos grupos de poder que cuentan con una posición más
privilegiada, utilizándolos para mantener el estatus quo. Los grupos
que cuentan con un mayor capital simbólico poseen en una sociedad
altamente mediatizada mayores posibilidades de legitimar las
decisiones. En ese sentido, nótese que don Arturo refiriéndose en su
época a una de las zonceras sobre las que aún se sostiene la
legitimidad de cierto periodismo moderno decía: “La prensa
independiente no existe, y la independencia es una máscara para
hacer pasar la mercadería de contrabando como agua corriente
incolora, inodora, insípida, para que el estómago del lector no se
prevenga defensivamente”. De esta forma alertaba respecto a la
dinámica de poder que encubre el utópico e idealizado principio de
la “libertad de prensa” y del “periodista independiente”.
Grupos capitalistas tienen en sus manos la universidad, la escuela,
el libro, el periodismo y la radiotelefonía. No necesitan recurrir a
la violencia para reprimir los estados de conciencia que le son
inconvenientes. Les basta con impedir que ellos se formen. Dan a los
pueblos la oportunidad de pronunciarse por una u otra agrupación
política, pero previamente imposibilitan materialmente la formación
de fuerzas políticas que respondan a las necesidades populares".
La prensa nos dice todos los días que su libertad es imprescindible
para el desarrollo de la sociedad humana, y nos propone sus
beneficios por oposición a los sistemas que la restringen por medio
del estatismo. Pero nos oculta la naturaleza de esa libertad, tan
restrictiva como la del estado, aunque más hipócrita, porque le
libre acceso a las fuentes de información no implica la libre
discusión, ni la honesta difusión, ya que ese libre acceso se
condiciona a los intereses de los grupos dominantes que dan la
versión y la difunden" y además "Porque estos periódicos tan
celosos de la censura oficial se autocensuran cuando se trata del
avisador; el columnista no debe chocar con la administración”
.
Medios, periodismo y actualidad
En la actualidad la concentración económica ha
producido un nuevo fenómeno: ciertos medios de comunicación se
transformaron en un poder en sí mismo, y en tanto, se integran y
tratan de manejar a la dinámica del poder ya no como una herramienta
o instrumento sino como un factor concreto. En esta cuestión hay que
ser muy precisos: Todo medio es instrumento de una orientación o de
un interés, y el ejercicio específico de la actividad periodística
dentro cada uno de ellos dependerá ciertamente de tales
orientaciones e intereses en un marco de relaciones donde de una
lucha de poder se encuentra omnipresente. En tal contexto resulta
absolutamente ilusorio pensar en un ejercicio periodístico de cierta
trascendencia aislado de la dinámica de humana de poder.
La figura arquetípica del periodista independiente “fogoneada” por
el liberalismo presupone entonces la existencia de un individuo
inexplicablemente aislado de un contexto dinámico de lucha por el
poder, entendiendo al “poder” en un sentido amplio que engloba todas
sus modalidades y aspiraciones posibles, y que no se circunscribe
obviamente a lo político.
Por su parte, el antagonista de este
“pulcrísimo personaje”, aparece configurado como un individuo
ideologizado, dependiente, prejuicioso, comprometido con los
intereses del estado, impulsado por el resentimiento del fracaso.
Es el “periodista militante”, una suerte de difusor de “propaganda
con formato de periodismo sin ajustarse al pacto con la audiencia
sobre que las opiniones son libres pero los hechos son verdaderos”
Militante periodista
El periodismo “resistente” o “militante” es una modalidad de
ejercicio periodístico desarrollado en los países periféricos al
calor de las luchas independentistas y anticolonialistas.
En ese orden de ideas el periodista militante o resistente no ejerce
una “profesión” independiente desde “el utópico Olimpo” para
garantizar las libertades conquistadas. Muy por el contrario, el
periodista militante se asume inmerso dentro las fuerzas que operan
en la realidad desde una posición concreta para conquistar la
liberación. El periodista militante es eutópico ya que persigue una
utopía posible. Este sea tal vez su pecado, ya que el periodista
militante rompe con la asepsia consagrada y toma clara posición
manifestando sus objetivos. La confusión entre militancia y
oficialismo constituye otro craso error que aparece en los artículos
analizados. En los países periféricos es periodista militante quien
se asume como instrumento de liberación y orienta sus
investigaciones para contribuir con ella. En estos tiempos hay
periodistas militantes que acompañan críticamente al gobierno, pero
también los hay dignos críticos y opositores, ya que como enseñaba
el tirano depuesto, el proceso de liberación material y cultural es
lento y progresivo, requiere esencialmente tiempo, y en tanto,
resulta lógica la existencia de posiciones diferenciadas y lecturas
diferentes.
Periodismo militante
Estos son los activos militantes que en el campo de la profesión
periodística y en sus vinculaciones con los movimientos sociales
asumen cada vez con más decisión y más convicción, la tarea de
colocar al ser humano -en la lucha por la defensa de la humanidad y
el planeta- por encima de todas y cada una de las no pocas
veleidades profesionalistas. Cuestión para nada menor si entendemos
como sustantivo confrontar -en el terreno de las ideas- toda
concepción que bajo el discurso de una supuesta asepsia ideológica
pretende disociarnos de la lucha política y social.
Ir más allá del trabajo profesional
En la lucha de ideas todos somos comunicadores y las concepciones
elitistas deben ser combatidas, en la necesidad de ampliar nuestras
propias filas, que no se componen sólo de periodistas profesionales,
y que no deberán restringirse únicamente a ellos. Nosotros no
debemos estrechar la mira, sino todo lo contrario. Decimos otra vez:
más allá de la profesión lo que está en juego es la vida de la
humanidad y el planeta y los periodistas no somos quiénes para poner
el carro por delante del caballo.
Tomar posición
Ningún periodista, por más honesto que se suponga, puede limitarse
hoy, frente a la barbarie de los saqueadores de la tierra, a ser
neutral. O se combate al crimen organizado por el capitalismo rapaz
e inhumano, o se es a conciencia, o por omisión dudosa, acomodaticia
o cobarde, cómplice de los sátrapas y sus satrapías. El llamado
periodismo de las dos supuestas campanas, nacido de la escuela
dura-blanda o blanda-dura de Estados Unidos, es un periodismo
obsoleto frente a un mundo en llamas. No se puede permanecer inmóvil
ante los verdaderos desatinos que en nombre del llamado periodismo
independiente cometen día a día Clarín, La Nación y sus medios
satélites y algunos periodistas histéricos y falaces como Magdalena,
Morales Solá, Grondona y otros. Atentan contra el modelo nacional y
popular sin tener en cuenta la verdadera información. A esta la
ignoran, la modifican o inventan otra. Se cagan en la ética
periodística que reclaman, aseveran que no existe la libertad de
prensa, de la que abusan transformándola en libertinaje. Así les
va. Clarín, La Nación y Perfil, han bajado sensiblemente sus ventas.
Aseguran sus distribuidores que estas cayeron en alrededor de un 40
%. Por eso, camaleónicamente, han sacado un par de publicaciones que
como Duhalde, su protegido, no levantan vuelo.
No a la impunidad
Y aún en una lucha para nada incruenta -cosa que bien sabemos los
periodistas, por los más de mil compañeros que nos fueran
desaparecidos y asesinado en estos últimos treinta años-, aún en
esta lucha, este es un tiempo, que por las rebeldías, las
resistencias y las apuestas a la vida, más las ofensivas políticas e
integracionistas que están naciendo y renaciendo merece ser
celebrado… un tiempo que merece ser celebrado, no con frivolidad, ni
optimismos bobos, sino en nombre de las anónimas y anónimos,
luchadoras y luchadores, que cada día le dicen con su voz y con su
cuerpo SI a la justicia. No a la impunidad.
Organizarse para la lucha
De nada vale inmolarse desde el individualismo profesionalista y
de poco sirven las quijotadas profesionales. Sí importa, y mucho,
subrayar aquello de luchar para organizarse y organizarse para
luchar. Porque se trata de que en la lucha de ideas se impongan las
ideas de los que decimos, hasta con la entrega de la vida, que un
País mejor es posible.
La agenda popular
En la lucha de ideas, en la lucha política y social se trata de
instalar la agenda de la comunicación de los más y para los más y
ello no es una cuestión que se resuma a una serie de actos
periodísticos voluntaristas, corporativistas: casi siempre, o
siempre, sumidos, en el entusiasmo y la desesperación cortoplacista,
por fuera de estrategias y tácticas informativas y comunicacionales
que formen parte de las resistencias y ofensivas del movimiento de
masas, de las diversas tácticas y estrategias que se plantean en las
resistencias y en los pasos de ofensivas del campo popular. |