Todo cabe en un orgasmo y en 140 caracteres sabiéndolo acomodar

CUENTITOS PARA EL TWITTER

 

Antes uno común

 

Huída

Sólo quedan dos personajes. Uno pregunta al otro:

—¿Qué sucede? —El otro responde:

—Es el fin.

Estaban las palabras huyendo del texto: los gerundios y las interjecciones corrían despavoridos; los lugares comunes y las frases hechas abandonaron sus puestos; la estructura del cuento de desmoronaba; los adjetivos eran incitados a la rebelión por la puntuación que, al darse cuenta de la desbandada, se alejaba a toda prisa, tropezando al evacuar con las metáforas y la prosa poética que, simplemente histéricas, habían desertado.

 

Ahora sí. El título no cuenta

 

Mierda...

Silencio virtual. Ella acaba de confundir los nombres de sus amores en las ventanas del chat.

 

Entrega

Hubo una vez un cíclope que le echó el ojo a la buena literatura, desde entonces sólo puede leer en braille.

 

Final

Despertó en el cine asombrado. ¡Eso era la muerte! La añoranza le nubló el sudario blanco que tenía enfrente como muro imposible de salvar.

 

Adentro

Nunca vería monstruos, dementes o asesinos en la pantalla. Los llevaba en su interior.

 

Costumbre

Su soledad era tan grande que hasta la mejor compañía la hacía sufrir.

 

Jesús

Celoso de su doble, permitió que lo crucificaran.

 

Viaje

Regresamos del viaje astral con la ropa mojada. Arriba dejamos el río azul y los peces de colores con alas.

 

Jardinero

Se cansó de sembrar flores. Ahora cultiva, con esmero, las cabezas de Margarita, Azucena, Rosa María, Violeta...

 

Infiel

Le fui infiel con la muerte y ella se fue con otro.

 

Interior

Cuando él le dijo que lo importante es ser hermosos dentro, ella nunca habría podido pensar que la descuartizaría viva, seccionándole las vísceras en pedazos uniformes

 

Persecución

Sus tres intentos frustrados de suicidio le provocaron una seria paranoia. La vida lo perseguía implacablemente

 

Metamorfósis

De ella se decían muchas cosas.
Cansada de sentirse siempre un bicho raro la crisálida se dejó crecer las alas.

 

Terquedad

¡Sí existe! - gritaba terco el ciego, pues se consideraba el defensor número uno del amor a primera vista.

 

Espanto

Una vez conocí a la mujer perfecta. Salí corriendo

 

Dificultad

No entiendo por qué tengo que madrugar para lograr mi sueño

 

Celestial

Me ordenó mi confesor ponerme al servicio de Dios. Ahora convierto mujeres puras en putas que redimir.

 

Vocación

Por las mañanas escribía ensayos. Poesías, al mediodía. Las tardes eran para corregir novelas. En las noches no dormía, trabajaba como guardián de sueños

 

Vanidades

Un espejo miro al espejo, y vio un espejo mirándose al espejo.

 

Celestial

El amor fue tan divino que, en vez de mariposas, volaron arcángeles en su vientre.

 

Existencia

Cuando el enano creció, dejo de existir...

 

Sexo

¿Sabés? Era mejor cuando el antes venía primero.

 

Ordenado

El Santo arcángel Rafael” conoció su destino cuando, en su nombre, ordenó Dios: “le alEgRa Sanar con tál fe”.

 

Identidad

Cuando por fin fue capaz de mirarse al espejo por mas de tres minutos, ya no se reconoció.

 

Religiosa

Observaba deslizarse las gotas de cera derretidas por la superficie de las velas, imaginando que eran lágrimas de santos. Al regresar la luz eléctrica, volvió a ser atea.

 

Ordenado

El Santo arcángel Rafael” conoció su destino cuando, en su nombre, ordenó Dios: “le alEgRa Sanar con tál fe

 

Los de siempre

CORTITOS Y AL PIE

 

Descubrimiento

Estaba hundido por una tremenda depresión, en total aislamiento. Llevaba así más de un año. Ni el cariño de su familia, ni las atenciones de sus amigos, ni los fármacos habían podido sacarle de su infierno interior.

Se curó el día en que una de sus amigas le trajo un regalo. El se quedó contemplándolo. Ábrelo le dijo ella. Al romper el papel que lo envolvía, encontró un libro sin título y con todas las páginas en blanco menos la primera, en la que solamente se podía leer: "Tu vida debes escribirla tu mismo".

 

Robo

Mis recuerdos desaparecieron como si nunca hubiesen existido, dejando un vacío interior irreparable.
—¿Por qué? —pregunté hace tiempo, cuando intenté aferrarme a ellos.
—¿Por qué no? —me contestó el olvido.
Silencioso e impávido me los fue robando uno a uno.

 

Promesa

Cuando la recogió en Boulevard Silvio Gesell, la mujer de mirada lánguida, labios rojos, pechos indiscretos y pollera corta, le prometió hacerle ver santos, demonios, a Dios mismo. Llegaron a su casa y ella le exigió el pago por adelantado. El hombre sacó los billetes y se los extendió; luego se recostó en la cama y cerró los ojos. Entonces vio santos, demonios, a Dios mismo tras ser asesinado.

 

Reloj

Llevaba amarrado a su muñeca un reloj detenido a las 10,30. Consultaba todo el tiempo la hora y aseguraba, después: “Este reloj miente todo el santo día menos un minuto; pero como jamás pregunto la hora nunca se cual es el instante en que me dice la verdad. Lo llevo conmigo porque de alguna manera nos parecemos bastante.”

 

Ruego

Sólo le pido a Dios que los personajes de mis cuentos no se alcen jamás sobre el papel y se truequen en lectores. Si por desgracia eso ocurriese, tú y yo, mi buen amigo, quedaríamos atrapados entre líneas como pura ficción hasta el fin de los tiempos.

 

Escultor

Me pregunto que haremos cuando terminemos de encarar todos los diálogos posibles. Imagina esta situación: Un escultor a punto de comenzar una obra. Se encuentra frente a una piedra y sabe que en esa piedra se encuentra su obra terminada. Sin embargo, en esa misma piedra se encuentran sus otras obras, las que hizo, las que hará y las que podría hacer. También sabe que en esa piedra están las copias perfectas de las obras de Miguel Angel. Su tarea consistiría entonces en aislar a su obra del resto. Tal vez se vea tentado a dejar la piedra tal cual es. Sabe que esa es la obra más perfecta, la obra divina que junta a todas las otras. Pero se ve defraudado al notar que él no es su creador... y comienza a esculpir.

Yo a veces tengo la misma sensación. Siento que lo que puedo aportar, ya "existe". Y que tus respuestas también. Lo bueno es que ni yo conozco tus respuestas, ni vos las mías. Y me agrada saber que hay alguien esculpiendo algunas palabras para mi.

 

Infiel

Deliciosamente tibia y blanda. Olía a fruta madura, a mujer en celo. Mientras ahogaba un grito intentando cerrar sus piernas otro largo lengüetazo, a paso de tren bala, le torturaba el clítoris que ahora estaba listo para la batalla.
Ya los pensamientos conyugales le volaban. No recordaba cuando fue la última vez que rezó, pero en esos momentos se atrevió a hacerlo y pidió sólo una cosa: sentir como acababa de hacerlo. Sentir, sólo sentir.

 

Miedos

Fueron temerarios, pero no en el presente.
Comenzaban siempre el rito en el lugar exacto en el que meses atrás, comulgaron con el placer bendito.
Ahora, repetían matemáticamente cada paso, confiando en revivir aquel momento. Pronunciaban las mismas palabras, rememoraban las caricias, besos, perfumes. La misma cama del mismo cuarto. Hasta el alcohol y las velas eran de igual marca y aroma. Durante el acto carnal se compenetraban con técnica y la maestría que da la práctica incesante que no faltaba, tal era la nostalgia del deleite.
Los amantes, a pesar de todo este clonado ceremonial, no conseguían alcanzar el éxtasis de la memorable velada en la que su sangre tomó adicción al goce extremo.
Sus acoples terminaban siempre dejando una intolerable frustración de satisfacciones. La lujuria en el desborde de la excitación brillaba por su ausencia. Al concluir cada ceremonia, se miraban resignados, sin comprender que la jauría de lo imprevisto no había despedazado a la hastiada presa, la rutina, en la que insistían por el cobarde temor a lo desconocido.

 

Escritor

En el penúltimo capítulo de la novela el personaje se le escapa a través del túnel abierto por unos puntos suspensivos... Se da cuenta, reacciona. Pone cerco a la huida limitando sus movimientos entre signos de admiración. ¡Forcejean! ¡Momentos de angustia! Finalmente, en un último intento desesperado, logra atraparlo y lo recluye abriendo y cerrando paréntesis. Pero sabe que el libro ya nunca será lo mismo; se ha roto el cordón umbilical (demasiados laberintos revelados para quien ya saboreó un instante de libertad). 

 

Finalmente

Anochecí huérfano y amanecí mutante. Entre medias, sueños paralelos en pos de nada. Recorrí campos vacíos y campos llenos. Jardines De flores y yermos. Bosques con pinos y quemados. Caminos bordeados de verdes hierbas y oscuros matorrales, pero al final todo fue despertar.
Despertar solo, con restos de arena sobre la cara, pedazos de sueños inconclusos.

 

Por fin

Se acercó tímidamente a los barrotes de la celda y miró alrededor. Ni un alma. Con una lima trato de deshacerse de los hierros con el objetivo de salir de ese infierno en el cual había vivido hace muchísimos años. Y lo logró. Después de muchas horas de trabajo, saltó hacia el otro lado. Con satisfacción observó todo lo que había dejado y lo vio ya lejano. Al fin estaba preso.

 

Circo

Luego de la muerte de Patty,  la mujer barbuda del circo, busqué consuelo en los brazos de Mariana, la contorsionista española. Me gustaba esa manera tan suya de hacer el amor, con un pie a cada extremo de su cuerpo y la cabeza ubicada en el lugar más insólito de su anatomía. Falleció Mariana, asfixiada por sus propias piernas mientras ensayaba un número de posturas suicidas e imposibles, y encontré cobijo en la cama de Petite, la enana negra. Fueron meses tragicómicos, casi grotescos, tal vez algo agobiado por el inmenso cariño, casi empalagoso con el que procesan los enanos a sus amantes. Murió Petite y entonces decidí que debía tomarme un descanso antes de buscar otra relación.
Ahora llevo seis meses solo, sin compromisos, entregado al lúdico y relajado onanismo, y parece que ya no despierto en mis compañeros de circo ese morbo de viudo reciente. Sólo Pancracio, el “Fantástico Hombre Bala” me dirige provocativas sonrisas cuando nos cruzamos por el recinto. Se lo dije un día: “Pancracio,  sabés que admiro tu técnica con el cañón, pero nuestro amor es imposible”. Me temo que fue en vano, porque me sigue sonriendo provocativamente cada vez que me cruza. No es fácil salir así a la pista, cada tarde, sonriendo o llorando bajo la narizota roja, andando torpemente con los zapatones, como si todo marchase sobre ruedas

 

Viaje

La levantó mirándola suavemente. Ella sonrió con los ojos y se dejó llevar, protegida en sus manos, calentada por la confianza. Acariciándola fue hacia la ventana; ella comenzó a ronronear, justo antes de que su cuerpo iniciara el mortal descenso hacia la calle.
Él no dejó de mirarla. Ella no tuvo tiempo para dejar de quererlo.

 

Ahora

El editor, en la nota de rechazo, le explicó que había demasiados personajes.

Tomó el escrito y lo sacudió con fuerza. Todos los personajes que carecían de un soporte firme se precipitaron al vacío.
Se encaminó a la Editorial. De pronto, puso el legajo en el piso y comenzó a brincarle encima. —Por si acaso... —murmuraba, mientras recogía la novela.

 

Boludo

El pájaro multicolor era una mutación genética entre los gorriones de la ciudad. Sus congéneres machos lo miraban con desconfianza y rechazo, las hembras estaban obnubiladas por la novedad. Una fue más allá de la contemplación. —¿No quieres procrear conmigo y así perpetuar tu belleza?
Él, desdeñoso, preguntó. —¿Cómo resultaría nuestra prole? Como yo o como tú. Es un gran riesgo.
En ese momento la red del pajarero lo atrapó y fue colocado con cartel de venta en bonita jaula.
La clienta fascinada preguntó, antes de llevarlo, si de su cruza había posibilidad de reproducción. El vendedor descartó totalmente que las crías hereden los colores del padre, con él morirá la diferencia.
Moraleja: Si te crees único, puedes por inmodesto vivir en solitario, hasta el momento que tu diferencia no exista más.

 

Mirada

Al escudriñar el horizonte, pudo comprender la libertad;
volvió la mirada atrás y al hallar el infinito, le fue revelado el significado del tiempo.
Vio a los lados, encontró sus brazos y manos y descubrió la vida;
alzó la mirada y al ver el universo, supo que no estaba solo.
Agachó entonces la cabeza y cuando distinguió sus pies, vislumbró el destino.
Al mirar después hacia adentro, empezó de pronto a existir.

 

Loca

La vemos durante horas sentadita en el banco de la plaza. De súbito cierra la celosía de sus cavilaciones y despierta sus sentidos soñolientos. Posa la mirada en un punto en el vacío, lo sigue como si fuera el vuelo de una mariposa; se levanta y camina, bailarina maltrecha, en puntas de pie. Delicada ahueca las manos y con rapidez atrapa eso que su imaginación vio y, lo guarda en su cartera.
Si le preguntamos qué es lo que caza en el aire, nos dice que aquello que perdió Pandora cuando abrió la caja; que lo anda recolectando ella, porque le debe a la desdichada, la solidaridad de género.

 
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