Las construcciones políticas y su praxis
SI SE COMETE EL MISMO ERROR DOS VECES, LA SEGUNDA NO ES UN ERROR
ES UNA DECISIÓN
John William Cooke fue uno de los más brillantes teóricos del Peronismo. Quizás el mejor. Podría decirse que fue el creador de la Izquierda Peronista. Pero la tarea de Cooke no se limitó al mundo de las ideas. Todo lo contrario. Su militancia política fue impactante. Con sólo 25 años fue diputado por la lista que encabezaba Juan Perón. Y no fue un diputado más. Era uno de los más vehementes, del Congreso. Porque a Cooke le temían como se le teme a la sangre joven, a las ideas frescas, a los modos nuevos, a las palabras nuevas y francas. Y Cooke era joven, pasional, insobornable.
 

Cuando la “Revolución Fusiladora” lo derrocó, Perón nombró a Cooke al frente del Partido Justicialista. Fue una apuesta fuerte y audaz del viejo estratega. Porque se correspondía con un momento de claudicaciones, huidas varias y terrores de cuanto burócrata y adulón formaba parte del movimiento. Y Perón no tenía un pelo de tonto. Por eso se refugió en lo seguro, en lo inclaudicable: en la ideología.

Cooke era un ideólogo. Cooke tenía una ideología. Era un tipo de izquierda. De una izquierda amplia. Que lleva adelante el pacto con Frondizi. Que ve el papel objetivamente revulsivo que tiene la figura de Perón en las masas, no sólo argentinas sino latinoamericanas. Pero, para Cooke, un fascista es un fascista. Y la

Política no es el arte de sumar a todos. Es el arte de sumar a todos los que piensan, al menos, parecido. De lo contrario, lo que se organiza es una mermelada, ese gigante invertebrado que terminó por ser el peronismo. Cooke identifica y dispara contra los enemigos íntimos del partido: los “blandos”, los “dialoguistas”. Pero sobre todo: los “burócratas”. Evita ya había cargado contra ellos: “Burócrata es aquel que usa su cargo para servirse a sí mismo y no para servir a los demás”. Pero Cooke irá más allá. “De acuerdo”, dirá. “Todo eso es un burócrata; pero además es un traidor. O un traidor en potencia. Porque hoy está acá, pero mañana está allá. Porque no le interesa la ideología, porque ni siquiera tiene ideología. Todo lo que le interesa es conservar su status quo. Su lugar, su poder, su influencia, su guita. Vestido de rojo o vestido de negro. No importa. Lo importante es permanecer”.

Cooke planteaba la necesidad de cerrar filas ideológicas dentro del movimiento. Lo instaba al General a pegar el famoso “giro a la izquierda”. Por un lado, porque sabía perfectamente que cualquier revolución debía hacerse desde dentro del Peronismo. Nunca desde afuera. Porque el proletariado, el pueblo, las masas estaban con Perón. Y era allí donde Cooke encontraba la sustancia, la materia prima de la lucha: “La lucha (armada o no) sólo se legitima cuando hunde sus raíces en el pueblo”. Pero por otro lado, también sabía que ese tipo de movimiento policlasista, “ese choque de intereses y de ideologías contrapuestas, que Perón resolvía bajo su conducción vertical, personalista y pendular” (Galasso, “Peronismo y Liberación Nacional”), más tarde o más temprano acabaría por generar su propio cáncer. Y, acaso, hasta su propia muerte.

Sabemos que el tiempo no le dio la razón. Porque el Peronismo hoy está más vivo que nunca. Porque, o el Peronismo se empecina con ser popular, o el pueblo se empecina con ser Peronista. No lo sabemos. Y su comprensión tal vez no entre en ninguna categoría racional. Pero este tipo de indefinición ideológica, o mejor dicho: este arte de sumar sólo por sumar, le costó demasiado al Peronismo. Le costó un Menem, un Barrionuevo, un Palito Ortega. Le costó convertirse en un “gigante invertebrado y miope”. En un aparato tan grande que se transformó solamente en eso: en un aparato, en un significante vacío, en la definición política de todo y a la vez de nada.

Hoy el kirchnerismo duro, fundacional, sabe que solo perdurará sí facilita, prioriza, fundamenta, el debate político. Se trata ahora de consolidar el concepto y encontrar las palabras para que este se encarne en sus seguidores y atraiga nuevos... Y que todos sepan donde están y para qué. Que solo encontrarán lugar en la militancia. Y que, aunque detenten algún cargo, por más importante que sea, deberán ser militantes de UNIDAD CIUDADANA como rebautizó Cristina al Movimiento Nacional en el encuentro masivo de Arsenal. Ideología, debate... crecimiento permanente sin claudicar en el concepto... Sumar a los que comparten ideas o que al menos piensan parecido, buscar los puntos de encuentro y trabajar sobre ellos.

En estos tiempos, la conducción de Cristina seguramente podrá aplacar el debate, ante la inminencia de la contienda electoral. Pero el riesgo de la conducción siempre es su caducidad. ¡El riesgo de la conducción es que se termina! Como se terminan las vidas humanas o los tiempos políticos. La ideología, en cambio, perdura. En este sentido, lo que el Kirchnerismo viene pidiendo a gritos hace rato es ser la superación dialéctica del Peronismo. Superar al Peronismo, sí. Pero conservándolo. El “aufheben” de Hegel: superar sin aniquilar; superar conservando. En otras palabras: el Kirchnerismo necesita cerrar filas ideológicas y convertirse definitivamente en el partido de centro izquierda que contenga al Peronismo. De la misma manera que el Peronismo será Kirchnerista o volverá a ser nada.

El hoy tiene una oportunidad histórica. La ex presidenta lo sabe. Y por eso actúa en consecuencia. Sólo resta preguntarse una cosa: los demás, en las provincias, en los distritos ¿también lo harán? Sí no se dan cuenta que una conducción sin ideología política y sin palabras que la comuniquen no tienen futuro, no entendieron que es UNIDAD CIUDADANA.

 

Y por Gesell ¿Cómo andamos?

 

El resultado de las PASO no fue el esperado para UNIDAD CIUDADANA. Si bien Maximiliano Doro fue individualmente el candidato más votado, la suma de los sufragios de dos de las tres internas, lo superaron: Cambiemos y el Frente 1País,  estuvieron por encima de UNIDAD CIUDADANA, que estuvo lejos de aquel 52% de 2015. ¿Y cómo se explica esto? Los candidatos tienen el perfil adecuado, son representativos de casi todo el arco político que conforman UNIDAD CIUDADANA en el orden nacional (Únicamente no formó parte de la lista el Radicalismo Popular, el Movimiento Nacional Alfonsinista), tuvieron el mensaje adecuado, no entraron en debates estériles. ¿Entonces hay que pensar que se votó en contra de la gestión del oficialismo? ¿Qué es mala? Seguramente no se votó contra la gestión porque  esta es buena  a pesar de la maquinaria de impedir que se montara en el Concejo Deliberante tendiente a perjudicarla. En última instancia, la gente votó contra el sistema de prensa y comunicación  que no supo o quizás, no quiso, hacer su trabajo. La gestión de Gustavo Barrera es mucho más de lo que se muestra. Ojo: Octubre está a un PASO. Que no sea un reflejo de las PASO.

Porque si se comete el mismo error dos veces, la segunda vez ya no es un error, es una decisión.

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