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MEDIOS MEDIOS Y PERIODISTAS DEL TODO Empresas, políticos y mercenarios
Hace algunos días, en la ciudad autónoma de Buenos Aires, un profesional amigo me preguntó porque había bajado el nivel de varios periodistas de opinión con respecto a años anteriores, referenciando, por ejemplo, el periodismo independiente de los primeros años de Alfonsín y los últimos de Menem, Es muy simple especulé, el actual mapa de medios, el aumento del predominio del poder económico por sobre el resto de la sociedad, hace que la falta de libertad de sea bastante más evidente. La mediocridad del periodismo de opinión argentino se corresponde con la degradación de los poderes económicos que también tiene medios y que además es poseedora de la mayor parte del copyright de los llamados columnistas políticos. Con una falta de documentación bastante evidente pero haciendo en algunos casos más aún de lo que le obligan a hacer sus patrones, mintiendo y prostituyendo la profesión, el nuevo periodismo argentino que se ejerce desde los medios masivos, – compuesto por pasantes extraordinariamente jóvenes e inexpertos – se parecen a una fábrica de periodistas que nada pueden ofrecer a la profesión más que un fugaz protagonismo. Y en esta corriente se enrola también una parte importante del viejo periodismo. No hace falta un Goebbels en la Argentina. Hay ya demasiados vocacionales entusiastas de ese otro camino de servidumbre profesional o simplemente alcahuete que facilita por estos tiempos las exigencias comunicacionales del poder económico. Los medios de comunicación nacionales, en muchos casos, han abandonado casi por completo la vocación periodística para manejarse con frecuencia sólo a partir de los códigos de una empresa comercial. La profesión periodística también se ha degradado y las noticias son cada vez más, en realidad, operaciones de prensa. En esta caótica Argentina, los medios cumplen un papel, si no principal, al menos importantísimo, intentando vaciar de contenido a las instituciones e inclusive también de forma. El Multimedios Clarín, al no tener un estilo precisamente democrático, en forma permanente tiene un criterio destituyente y así, cuando tal periodista dice tal cosa o tal otra, es porque Magneto o sus socios se la “mandaron” a decir, por eso también es significativo que el lector sepa leer entre líneas y conozca el quién es quién de los formadores de la opinión pública. Pasa en la gráfica, en la radio y en la televisión, y obviamente en los sitios de noticias de Internet. Sucede hoy, en forma alarmante, que ya no importa la noticia, importa lo que se dice en función de la operación encomendada. Como final, al lector de esta columna sólo le recomiendo que lea con atención todas las noticias y las columnas de opinión. Y si puede ver la trayectoria de un medio a lo largo del tiempo, se llevará no pocas sorpresas. Por Germán Delgado |
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