La mentira como práctica periodística
LO IMPORTANTE
ES LO QUE SE DICE
Goebbels nació en Rheydt, Alemania,
1897-Berlín, 1945) Político alemán. Hijo de una familia católica
acomodada, recibió una educación esmerada y pronto destacó por su
brillante inteligencia. Un defecto físico en las piernas le eximió
de incorporarse a filas en la Primera Guerra Mundial. En 1921 se
graduó en filología germánica por la Universidad de Heidelberg y
trató de vivir como escritor y periodista, pero tuvo escaso éxito.
En 1930 se convirtió en el jefe de la
División de Propaganda, trasladó su estrategia regional a un nivel
nacional y sentó los principios de la manipulación de las masas a
través de la propaganda. Con la llegada al poder de Hitler, fue
nombrado ministro de Ilustración Popular y Propaganda, cargo desde
el que trató de ganar la voluntad de los alemanes en favor del
partido nazi.
Estoy leyendo la biografía de Goebbels escrita
por Ralf Georg Reuth que publica en español La Esfera de los Libros.
No es lo que esperaba, aunque lo esperaba. Recuerdo aún la impresión
que me produjo la lectura del Hitler de Ian Kershaw, sobre todo la
del primer tomo, hasta 1939. La carrera de Hitler como demagogo fue
la funesta consecuencia de un sinnúmero de pequeñas fatalidades: que
no lo admitieran como alumno en la Universidad, que nadie se
molestara en comprar sus acuarelas y sus óleos, que nadie lo matara
en la Gran Guerra...
La vida de Goebbels, en cambio, comienza en
esta biografía como predeterminada por el odio: no es un zoquete
académico, pero envidia a los que muestran talento. No le faltan
dignas ocasiones laborales, pero las rechaza por insignificantes.
Exhibe cuando le conviene su deformidad física y logra atraer a las
mujeres, pero acaba despreciándolas. Lo único en lo que muestra
cierto genio es en la expresión del odio. Goebbels inventa la
propaganda moderna porque odia en grado superlativo. Al principio,
su odio es pedante, manierista, bastante académico; Goebbels odia el
mundo capitalista, la República de Weimar y la vida contemporánea.
Cuando conoce a Hitler y queda fascinado por él, su odio se
concentra en los enemigos de su ídolo, reales o imaginarios. Su odio
se vuelve eficaz porque es nominal, sustantivo: éste, ése, aquél
otro. Goebbels reprocha a Hitler en la intimidad de sus Diarios la
ausencia de los “grandes ideales” que llenaban sus primeros
panfletos contra todo. En la práctica, se comporta como un sicario
de lujo.
La propaganda es consustancial a la política.
Este descubrimiento de Goebbels ha cambiado la historia del mundo.
Sus discursos resultan hoy ridículos, pero sólo porque no vivimos
inmersos en aquella propaganda. Goebbels descubrió que cualquier
patraña puede parecer verdad si se la recubre de la pompa de la
propaganda. Muy pocos descubren el engaño, y muy pocos de esos pocos
se atreven a decirlo en voz alta. El éxito de la propaganda nada
tiene que ver con la ignorancia, pues la propaganda no se dirige al
cerebro, sino a las vísceras. Los discursos de Goebbels son pomposos
porque su público no es analfabeto. Si los alemanes hubieran sido
ignaros, probablemente hubiera pronunciado soflamas estilo Chávez.
Hasta habría cantado en la radio. Goebbels descubrió que no se gana
el poder razonando, sino subyugando. La propaganda funciona o no,
pero siempre es irrebatible.
Aún no he concluido el libro, pero ya sé por
qué tiendo al pesimismo político crónico.
UN APORTE MÁS PARA CONOCER EL IDEÓLOGO DE
LOS AMANUENSES Y LENGUARACES DE LA OPOSICIÓN
DICE GOEBBELS
1. Los propagandistas deben tener acceso a la
información referente a los acontecimientos y a la opinión pública.
2. La propaganda debe ser planeada y ejecutada por una sola
autoridad.
Este principio seguía la línea de la teoría nazi de la
centralización autoritaria, y también del ansia de poder que sentía
Goebbels. Pensaba que una sola autoridad - él - debía realizar tres
funciones:
A.- Emitir todas las directrices de la propaganda. Todo fragmento de
la propaganda debía expresar un contenido político. Indicaban cuándo
las campañas de propaganda específicas debían comenzar, cuándo
debían ser intensificadas o atenuadas, y cuándo debían terminar. La
máquina propagandística nazi estaba sometida a una constante
reorganización.
B.- Explicar las directrices de la propaganda a los funcionarios
importantes y mantener su moral. Si no se facilitaba una explicación
acerca de la política propagandística a aquellos funcionarios que,
formal o informalmente, cumplían las directrices, no cabía esperar
que actuaran con eficacia y de buena gana. A través de la maquinaria
de su organización y a través de contactos personales, Goebbels
trataba de revelar la razón de su propaganda a estos subordinados y
también de levantar su moral al hacerles ostensiblemente objeto de
su confianza.
C.- Supervisar las actividades de otras agencias que tengan
consecuencias propagandísticas. Él procuraba facilitar el necesario
estímulo propagandístico.
3. Las consecuencias propagandísticas de una acción deben ser
consideradas al planificar esta acción.
4. La propaganda debe afectar a la política y a la acción del
enemigo.
5. Debe haber una información no clasificada y operacional a punto
para completar una campaña propagandística.
6. Para ser percibida, la propaganda debe suscitar el interés de la
audiencia y debe ser transmitida a través de un medio de
comunicación que llame poderosamente la atención.
7. Solo la credibilidad debe determinar si los materiales de la
propaganda han de ser ciertos o falsos
8. El propósito, el contenido y la efectividad de la propaganda
enemiga, la fuerza y los efectos de una refutación, y la naturaleza
de las actuales campañas propagandísticas determinan si la campaña
enemiga debe ser ignorada o refutada.
9. Credibilidad, inteligencia y los posibles efectos de la
comunicación determinan si los materiales propagandísticos deben ser
censurados.
10. El material de la propaganda enemiga puede ser utilizado en
operaciones cuando ayude a disminuir el prestigio de ese enemigo, o
preste apoyo al propio objetivo del propagandista.
11. La propaganda negra debe ser empleada con preferencia a la
blanca cuando esta última sea menos creíble o produzca efectos
indeseables.
12. La propaganda puede ser facilitada por líderes prestigiosos.
13. La propaganda debe estar cuidadosamente sincronizada.
14. La propaganda debe etiquetar los acontecimientos y las personas
con frases o consignas distintas
Goebbels subrayaba intensamente frases y consignas para caracterizar
hechos, las cuales debían poseer las características siguientes:
A.- Deben suscitar las respuestas deseadas que la audiencia posee
previamente.
B.- Deben poder ser aprendidas con facilidad. "Ha de utilizar el
blanco y el negro, de lo contrario no resulta convincente para la
gente".
C.- Deben ser utilizadas una y otra vez, pero sólo en las
situaciones apropiadas. Goebbels deseaba explotar lo aprendido en
cosas ya ocurridas; las reacciones aprendidas por la gente frente a
los símbolos verbales quería transferirlas, fácil y eficientemente,
a nuevos acontecimientos.
15. La propaganda dirigida a la retaguardia debe evitar el suscitar
falsas esperanzas que puedan quedar frustradas por los
acontecimientos futuros.
16. La propaganda en la retaguardia debe crea un nivel óptimo de
ansiedad.
- La propaganda debe disminuir la ansiedad (excepto la referente a
las consecuencias de la derrota) que sea excesiva y que no pueda ser
reducida por la propia gente. Como es lógico, los bombardeos aéreos
elevaban en exceso la ansiedad de los alemanes, pero constituían una
situación sobre la cual Goebbels no podía ejercer un control
propagandístico. En otras situaciones que implicaban también una
dosis de ansiedad desmoralizante, en cambio, podía mostrarse más
activo.
17. La propaganda dirigida a la retaguardia debe disminuir el
impacto de la frustración
18. La propaganda debe facilitar el desplazamiento de la agresión,
especificando los objetivos para el odio.
19. La propaganda no debe perseguir respuestas inmediatas; más bien
debe ofrecer alguna forma de acción o de diversión, o ambas cosas.
Cualquier similitud con LA ACTUALIDAD
NACIONAL, NO ES PURA COINCIDENCIA
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