![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
Opinión EL EJEMPLO DEL CORDOBAZO
El Cordobazo comenzó el 29 de mayo de 1969, un día antes del día del ejército, y se extendió hasta el 30 de mayo. Ese día quedó de manifiesto que ese hecho fue un momento de torsión en la construcción del frente nacional popular latinoamericano con capacidad transformadora social. Fue el punto del pasaje de movimiento a fuerza nacional política social. Ese momento en el cual el movimiento nacional y popular se hizo más heterogéneo, masificó su composición y logró una dirección que encabezó y cohesionó sus componentes sociales para poder irrumpir en la lucha política. El cordobazo es parte del momento insurreccional, 1968-69, de una fuerza nacional político social de carácter revolucionaria; forma parte con un conjunto de hechos que van desde el 1ro de mayo de 1968 al Rosariazo de septiembre de 1969. Hechos donde es el movimiento de las clases medias de profesionales y técnicos, jóvenes y veteranos, el que irrumpe a la lucha política, en conjunto con el movimiento obrero organizado. Este movimiento de jóvenes y veteranos de clases medias profesionales y técnicas hacen crisis con el proyecto financiero imperial oligárquico nacionalista y liberal no en el golpe de estado de 1955 o en la masacre de José León Suárez en 1956, sino recién en 1959 contra la política de privatización-transnacionalización de la educación publica universitaria y de las empresas estatales. Este momento irrupcional de los movimientos de trabajadores obreros, profesionales y técnicos, jóvenes y veteranos, peronistas y no-peronistas, a la lucha política constituye al movimiento nacional en una fuerza nacional con capacidad revolucionaria, que incluyó al movimiento de pequeños empresarios nacionales dirigidos por Gelbard y al movimiento de curas comprometidos con los pobres. Esta fuerza nacional de liberación tenía al peronismo, en tanto identidad política, como columna vertebral que suma al conjunto de las otras identidades político-sociales del campo nacional latinoamericano a la lucha política en un frente de liberación. Estas otras identidades incluían a radicales, desarrollistas, comunistas, socialistas, revisionistas históricos de izquierda nacional y nacional populares, trotskistas, sindicalistas, etc. Observado desde sus formaciones ideológicas incluía desde el nacionalismo católico popular, el nacionalismo industrialista, el nacionalismo popular democrático, el nacionalismo popular revolucionario al liberalismo industrial desarrollista, al liberalismo popular democrático y al liberalismo popular revolucionario. El cordobazo se dio en el marco de una profundización de la lucha entre fracciones de corporaciones financieras multinacionales y grupos económico financieros que conmocionan al mundo y particularmente a Latinoamérica y argentina como un todo común. Estas luchas entre fracciones imperiales financieras globales que arrastran tras de sí a sus oligarquías locales tienen sus puntos de partida en la guerra en Corea de 1953 y la guerra en Vietnam que se inicia en 1957 con Francia y se profundiza con la entrada de EEUU en 1960-1. Estas guerras inter-imperiales globales si bien se localizan en ciertos escenarios periféricos conmocionan a todos los países y estructuras sociales; abriendo espacios a luchas emancipadoras que recorren a todos los países del llamado tercer mundo por fuera del bipolarismo, por ello es que las luchas políticas libertarias recorren las distintas patrias chicas de la patria grande con sus tiempos, modos y composiciones sociales diferentes pero con un programa histórico libertario sanmartiniano-bolivariano en común. Esta situación profundiza, también, al interior de la propia fuerza un conjunto de tensiones secundarias y coyunturales que el oponente principal intentara profundizar para debilitar su capacidad transformadora. El proceso de ascenso a la lucha política de las mayorías nacionales populares y latinoamericanas, con su heterogeneidad social y distintas identidades políticas y formaciones ideológicas, permite que las corporaciones financieras imperiales operen divisiones antinómicas en el propio campo popular; operaciones antinómicas que oponían a los Jóvenes vs. Viejos militantes, a Jóvenes militantes vs. Viejos Burócratas, a las clases medias contra los dirigentes obreros, etc. La situación irrupcional de los excluidos a la lucha política de 1968/69 presupone constituir la fuerza nacional con capacidad transformadora. Entre 1976-1983 y durante la década del 90; se desarrolla la desarticulación de esa fuerza nacional y su programa. Desde 2001-2003 se vuelven a dar condiciones generales favorables y en el 2003 hasta ahora, se retoma el camino de la rearticulación de la fuerza nacional de carácter popular y con presencia proactiva en todos los ámbitos.
El “Cordobazo” hoy En estos tiempos, nuevamente se agitan los fantasmas del pasado. Desde los sectores de poder y con la complicidad de los medios hegemónicos, tratan de desarticular al Movimiento Nacional y Popular, enfrentando a dirigentes sindicales con el poder político. A jóvenes contra viejos. Algunos periodistas presuntamente militantes del Nac&Pop, se entregan a concepciones onda “amor y paz” del poder, sin entender, concretamente, que deberán estar firmes en sus convicciones en esta despiadada batalla cultural que es la madre de las batallas. Se debería aprender esto de una vez por todas. Como siempre, la contradicción fundamental sigue siendo la misma. Solo existe el pueblo y el antipueblo. El pueblo trata de conformar movimientos populares, de homogenizarlos y el antipueblo de dividirlos. Néstor Kirchner fue claro y avizoró este conflicto, por eso se lanzó a construir la transversalidad. Pero esta necesidad, comenzó a hacerse necesaria antes. ¿Cuándo surge, entonces, con identidad política definida el concepto de transversalidad? Surge en el interior del peronismo, a partir de 1983, cuando su derrota frente a la Unión Cívica Radical en las elecciones presidenciales es al mismo tiempo el inicio del fin de la división del país entre "peronismo" y "antiperonismo", instalada como divisoria política desde 1945. Es necesario recordar que en aquellas elecciones fue derrotado el viejo peronismo nacionalista-populista que sobrevivió a la muerte en 1974 de Juan Domingo Perón. Ya éste, en sus últimos años de vida, había percibido que la antinomia peronismo vs. antiperonismo se diluía por múltiples factores (la aparición de los Montoneros como corriente nacionalista-católica insurreccional, la apertura ideológica de las clases medias liberales a "entender" al peronismo, la fatiga política de la sociedad por la división política del país; la erosión del nacionalismo autárquico por las primeras manifestaciones de la globalización, etc.). Por eso, Perón sustituyó en 1974 la consigna de que "para un peronista no hay nada mejor que otro peronista" -propia de una "guerra política"- por la consigna "para un argentino no hay nada mejor que otro argentino". Era un "revival nacionalista" aggiornado que Perón insertaba en su visión de un "universalismo" en marcha (visión inteligente de lo que será la globalización) y el "continentalismo" en las Américas (lo que obviamente incluía un nuevo estilo flexible de diferenciación con los EE.UU.). El histórico abrazo entre Perón y el líder radical Ricardo Balbín en 1974 simbolizó ese cambio político. Adelantaba el nacimiento de un sistema político pluralista, hecho que sólo se producirá a partir de 1983, luego de la traumática experiencia de la dictadura militar (1976-1983). En 1983, la necesidad de la transversalidad se generó en los grandes partidos políticos argentinos: la UCR y el Partido Justicialista (PJ). En la fórmula del alfonsinismo de constituir un "tercer movimiento histórico" anidaba esa idea, aunque coexistía con la vana ilusión de agregar "desde afuera" al PJ. Por eso, la transversalidad "auténtica" tenía que provenir del PJ, dado que este partido era fundador de una gran hegemonía político-estatal que se cementó en el mundo del trabajo constituido por la industrialización, la urbanización y la formación de una "sociedad salarial" con pleno empleo a partir de 1944. La vieja izquierda -socialista y comunista-, y la antiperonista y débil democracia cristiana, fueron impotentes para participar en 1983 en la nueva transversalidad, dado que no tenían arraigo en las masas populares (aunque algunos dirigentes, especialmente demócrata-cristianos, se sumaron como ideólogos), y sus representaciones parlamentarias eran escuálidas o no existían. El Kirchnerismo es la consecuencia de tres tradiciones: la izquierda peronista de los setenta; la Renovación Peronista de los ochenta; y los viejos luchadores del campo nacional y popular que lo toman como su lugar de hacer política. La idea de transversalidad fue tomando así tomando forma precisa en Kirchner. En principio sabía que su única alternativa era colocarse como punto de convergencia de dos procesos simultáneos: la reforma del PJ y la formación de una fuerza transversal. Son dos operaciones simultáneas, las dos caras de una sola moneda. El objetivo táctico no es de fácil realización, porque exige tener claro cómo construir esa amalgama. Cuenta con experiencias partidarias e institucionales nacionales y extranjeras en qué apoyarse (el peronismo 1944-1952; y quizás la buena síntesis entre tradiciones populares y democracia desarrollista, que es el PT brasileño, para mencionar algunas). Pero no es sencillo pensar lo político-estratégico y actuar en la política diaria (lo táctico). Por cierto es que quedó claro que la transversalidad no se construye con discursos. Se construye si un núcleo político está decidido a forzar un nuevo bloque popular, con eje en el mundo del trabajo (sindicatos, empresas y centros de tecnología aplicadas) y es capaz de quebrar a la cultura rentístico-financiera que recorre a toda la sociedad. Necesita el apoyo de los medios de comunicación. Para que sea exitosa, la transversalidad requiere representar cabalmente a una "nueva época". Se necesita remover a la sociedad desde sus cimientos. Pero el kirchnerismo es todavía una "revolución desde arriba" que hasta ahora concita esperanzas y expectativas populares, todavía no cimentadas por una estrategia política para movilizar al pueblo. Precisamente por este déficit, la movilización permanente con objetivos de reivindicación social, el kirchnerismo no debe romper con el movimiento obrero y el movimiento obrero no debe romper con el kirchnerismo. Se necesitan y se retroalimentan. La derecha, mientras tanto hace su juego. Divide. Realza el conflicto trabajadores – Cristina, clase media - gobierno. Inventa a Massa, lo enaltece, defiende a Macri y trata que entre ambos se construya el polo opositor al gobierno. Que no haya más divisiones en el peronismo y que los militantes del campo nacional y popular no se dejen persuadir por los medios hegemónicos. Como en el cordobazo, los enemigos son otros. No se debe caer en la trampa. La contradicción fundamental que sufre la Argentina es la que enfrenta a toda la Nación con los intereses de todo orden que quieren destruirla. Los protagonistas de esta contradicción son: el Pueblo Argentino por un lado y el complejo antinacional oligárquico-monopólico-imperialista por el otro. La Nación necesita independencia para lograr su realización y la felicidad de su pueblo. El complejo antinacional necesita, por lo contrario, un país debilitado para hacer buenos negocios y para ello se da una tarea de debilitamiento de la Nación, en todos los órdenes: económico, político, cultural, moral. Y por supuesto, su objetivo está centrado en destruir cualquier atisbo de construcción política que pretenda sumar, como en el cordobazo a profesionales y técnicos, jóvenes y veteranos, dirigentes esclarecidos, conjuntamente con el movimiento obrero organizado. El pueblo y el anti pueblo, son dos campos sociales, dos polos económicos, política e históricamente irreconciliables. Son irreconciliables porque sus intereses son correlativamente divergentes, es decir que el beneficio de uno lleva implícito el daño a los intereses del otro. La evolución del Modelo Nacional, Popular y Democrático, lleva inexorablemente a una acentuación de esta contradicción fundamental que se hace cada vez mas tensa. El crecimiento del Movimiento hizo aglutinar a los enemigos, que como acto de supervivencia, comienzan sus intentos de coptar a sus aliados naturales. Y entre ellos, por supuesto están los trabajadores. Es de esperar que finalmente prive la cordura y se fortalezca el proyecto. La división solo favorece al los viejos hijos de puta de siempre. |
||
ATRÁS | ADELANTE |