![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
Todo cabe en 140 caracteres CUENTITOS PARA EL TWITTER
Círculo Te besé. Me besaste. Nos besamos. Me marché. Te marchaste. Nos marchamos. Te amo. Me odias. Te odio. Me amas. Volveremos...
Carajo No sólo no te amo: es también que no recuerdo nada de ti. Siento no tener nada para echarte de menos.
Letras "No te abandonaré jamás", me dijo, y se fue con la "S" final. Ahora dice "Perdón" y antes de llegar a la "N" yo me estoy alejando.
Vidas El dragón perdonó, seis veces, la vida del gato. Luego lo decapitó y ahora con ocho cabezas, marchó volando en busca de nuevas víctimas.
Gemelos Sintió la presencia del otro. Aprovechando una contracción, apretó el cordón en su cuello. Luego del parto sólo uno de los dos lloró.
Victoria Los argumentos del diablo son: dinero, poder, placeres. Y los de Dios: pobreza, humildad y resignación. Esto explica el triunfo del mal.
Epitafio Me he ido de muchos sitios y me han echado de otros tantos... pero esto de ahora sí que no me lo esperaba.
Ahogos Ahogó su grito en otro grito que ahogó su grito...
Fuego Creí que estaba en el infierno, mas cuando me percaté de que me leías, me di cuenta de que el fuego que me quemaba era el tuyo.
Método Después del estornudo el escritor leyó en el pañuelo desechable el inicio de una nueva historia; guardándolo como señuelo para su memoria.
Variación El Príncipe, hurgando entre el vello púbico pellizcó el clítoris de Blancanieves. Ella despertó, buscó su bragueta y echó a los enanos.
Triunfo Cegó a todos con sus discursos, convirtió el vino en agua y multiplicó los panes por cero; fue presidente hasta el fin de sus días.
Los comunes CORTITOS Y AL PIE
Recambio No me quedaban pilas de recambio, así que he bajado a un kiosco que hay cerca de mi casa, que abre hasta muy tarde. Allí me han explicado, muy amables, que por algún problema de suministro sólo tenían ahora pilas planas y unas pequeñas que se usan para los relojes y las calculadoras. A esas horas todas los demás kioscos de mi barrio estaban cerrados y no podía ir hasta el centro, donde siempre hay kioscos abiertos. Así pues he vuelto a casa, y me he sentado a escribir este cuento, antes de que se me acaben del todo las
Sueños Hoy he vuelto a tener la pesadilla terrible y recurrente de que en mi trabajo descubren por fin lo que yo hago y me despiden, para mi vergüenza, ante la indiferencia de mis compañeros, y el sarcasmo cruel de mis superiores. Cuando en mis sueños siento estos temores, algo en mi se esfuerza en despertar rápido, en dejar aquellas ilusiones tramposas. También hoy he abierto los ojos, y me he dado cuenta que todo era un sueño, que estaba en la oficina, en mi mesa, y seguro que el jefe, que se acerca, no me ha visto durmiendo.
Perfección La bala perforó el cráneo, llenando el aire de muerte. El asesino estaba convencido de la eficacia de su plan: encarar a su víctima, liquidarla de un solo tiro y desaparecer. Un balazo y adiós. Le conocía bien. Llevaba una existencia suficientemente rutinaria para ser estudiada, cual si fuera un insecto de hábitos irracionales. Le fue fácil seguirlo en cada uno de sus actos: la salida diaria al trabajo, la monotonía de la oficina; y el retorno cada noche al frío cuarto donde vivía. Los días al pasar le permitieron al asesino planear sus movimientos y fundamentar su crimen. Una razón única y poderosa lo justificaba: ese tipo, esa patética criatura, debía morir. Su vulgaridad y su mediocridad exigían ser erradicadas, ya no sólo como una purgación, sino como un acto piadoso. Esa misma noche, la presa sería ejecutada. Con sigilo entró en la habitación, y se refugió en la penumbra. En su mano sostuvo el arma, cargada con una sola bala. Tan seguro estaba de su éxito que no se molestó en desperdiciar municiones. Esperó largo rato a que el aspirante a cadáver ocupara su lugar y pensó en la última imagen que aquél vería: el rostro largo y triste, los bigotes prominentes, el peinado prolijo, la ropa combinada con elegancia y el perfume de siempre. Nada memorable, pues lo importante era la eficacia de la operación. Tras la tensa espera, el sujeto entró a escena. El asesino disparó sin dudar y la bala penetró en el blanco. El trabajo quedó limpiamente terminado y el sol entró por la ventana, iluminando la tragedia. Por la mañana, encontraron el cuerpo sin vida frente al espejo quebrado. Una sola bala hallaron alojada en la cabeza de ese joven desgraciado. El informe policial señaló simplemente que había sido un suicidio perfecto.
Oscuridad Cuando la ciudad se quedó sin luz, hubo que buscar un culpable. Como nadie veía nada, aquello era difícil, y la búsqueda se hacía un poco por tacto y otro poco por intuición. Por circunstancias que no es momento de explicar, dieron en encontrarme culpable del apagón o en hacerme pasar como tal para calmar las iras de la ciudadanía.
- Les aseguro que no he tocado ningún interruptor - dije, intentando
mostrarme convincente.
Pagué a un matón para que me atracara mientras paseaba con mi novia, para yo poder hacerle huir y quedar como un dios ante ella. Buen plan. Paseábamos por la rambla, llegó, y nos exigió el dinero. Pero antes de que yo pudiera reaccionar, mi novia le dio un golpe que lo mató. Yo estaba desconcertado, pero ella dijo que lo mejor sería tirarlo al mar. Y aunque ella no lo sabía, tampoco yo quería que me relacionaran con él. Desde entonces la autoestima de mi novia ha crecido un montón, pero yo ahora, cuando estoy con ella, tengo miedo.
Demonios También los demonios leen libros. Libros que hablan de astucias y maldades, pues a los demonios no les gusta andar perdiendo el tiempo con tonterías, con cosas que no sean de provecho. Como nosotros, los demonios tienen libros prohibidos, claro, pues también entre ellos nada es más peligroso que las palabras, a excepción, quizás, de las armas de fuego. No pueden leer libros que hablen de flores ni de estrellas; ni libros que canten; ni, por alguna razón que ningún demonio recuerda, libros de Germán Delgado. Y cuando un demonio pierde un libro, se compra otro nuevo, y en paz.
Antojo Si lees esta nota, me habré ido. Siento tener que decírtelo así, fríamente, con unas letras garabateadas. Me hubiera gustado estar aquí cuando llegaras, pero después de lo que hemos hablado por teléfono creo que es mejor así. No sé dónde voy a ir, ni cuanto tardaré en volver. No me esperes y haz lo que tengas que hacer. Cuídate, y cuida a nuestro hijo, aun no nacido. Quiero, sin embargo, que sepas una cosa, hoy salgo a buscarte tu mousse de limón y kiwi, pero en adelante, intenta que tus antojos sean más normales, cariño. Muchos besos. Hasta ahora.
Mensajes Lanzó más de un centenar de mensajes en botellas. En cada uno escribía el sueño de esa noche, o un anhelo cristalizado en palabras. Entonces se sentó a esperar, jugando con la arena, sintiendo que las gaviotas se burlaban de él desde lo alto. Y hubo noches, y hubo días. Alguna vez recuperó alguna botella, vacía, sin contestación. En una ocasión, desesperanzado ya, nadó hacía un reflejo del mar creyendo que le habían devuelto una de sus misivas: descubrió que en la botella sólo estaban sus palabras. Así que se contestó a sí mismo, y lanzó la respuesta al mar.
Fiebre Caí en un estado febril causado por la gripe y se me llenaron las noches y los días de sueños ácidos, de sonidos moviéndose y colores aullando. Cuando el sudor y la ausencia de tiempo se funden, el alma y la materia se reconcilian por fin, y sólo queda esa extraña sensación como de estar cayendo, hundiéndose de espaldas en un mar denso y blando. Perdido en mi paraíso virósico, esperé que se me mostrara mi animal totémico para guiarme hasta la luz y el conocimiento, pero lo cierto es que los antibióticos funcionaron antes de que alcanzara la sabiduría.
Venganza No paraba de venir gente a casa para convertirme a su religión: El par de viejas amables; los jovencitos clonados en bicicleta; los que van de naranja y se afeitan la cabeza; e incluso aquellos que tocan tambores y decapitan gallinas. No me los podía quitar de encima: les declaraba mi ateísmo, les preguntaba por su posición doctrinal respecto a prácticas sexuales bizarras, o les dedicaba imprecaciones. Ni bolilla. Así que me he juntado con un amigo a quien también acosan, y ahora pasamos por sus casas, a altas horas de la noche, a convencerles de que Dios no existe.
Encuentro Ayer, al entrar de nuevo a la oficina después de comer, me cruce en la puerta conmigo mismo, que salía. Por un momento me paré, sorprendido, y a mí me pasó igual. Sin cruzar palabra seguí mi camino, y yo hice otro tanto. En mi mesa todo estaba bien, pero una par de tareas que tenía pendientes ya estaban acabadas. Fue entonces cuando reaccioné y salí corriendo a la calle, a ver si me veía, pero no pude encontrarme por más que recorrí los lugares por donde suelo pasar. Hoy aún me queda la sensación de no saber dónde estoy.
Lo malo que tienen los buscadores en Internet, es que en ocasiones los resultados son desconcertantes. Me contaron de alguien que, buscando referencias a culturas bizantinas, encontró por error que su vida carecía de sentido y abandonó el trabajo y los amigos. Tened por seguro que existen combinaciones de palabras, secretas e innombrables, que hacen que Google te cuente como será tu muerte, o si el momento más feliz de tu vida ya ha pasado. Y hoy he dado sin querer con la secuencia única de palabras que me ha devuelto un enlace donde he encontrado este cuento ya escrito.
Amor Lo comprendí hace poco más de un mes. Y en mi volvió a resurgir esa antigua esperanza, la esperanza de que la felicidad es posible, real, y no sólo un sueño inalcanzable que se fue diluyendo a causa de repetidas desilusiones. Ahora que te conozco mucho más, puedo reconstruir en mi mente cada parte tuya como si fueras un rompecabezas divino, con tu cara inocente e infinitamente hermosa y delicada, tu sonrisa eterna y tus manos perfectas hasta en sus imperfecciones. Es tan extraño cuando pienso en vos, cualquier día o en cualquier instante, notar que el mundo se transforma en un lugar más placentero, un lugar dulce e iluminado, mejorado por tu existencia. Y a pesar de la nostalgia, esas veces me permito suspirar y esbozar alguna sonrisa triste al ver aquella acacia balanceándose desnuda al compás del viento frío, mientras huelo la humedad en el aire cargado de recuerdos. Creerás que quiero adularte, y ganar tu cariño con mis halagos. Es cierto —nunca pude mentirte—, pero también es cierto que al pensar en vos las palabras amables me nacen espontánea, como una necesidad imperiosa y hasta quizás enfermiza de caerte bien, y que el cariño que irradio te contagie hasta que me quieras como yo te quiero. ¿Qué se siente cuando no se siente nada? Yo siento, pero a veces no tengo ganas de compartir lo que me sucede por dentro. Sé que a muchos les ocurre lo mismo, quizás porque esas sensaciones son demasiado fuertes como para expresarlas con palabras. Casi siempre toda esa ternura muere en mi interior, despacio, en silencio, dejándome temblores inexplicables por sentirme incomprendido. ¿Cuántas horas, cuántos días he pensado en vos? Menos de los que mereces, lo sé, he sido frío y egoísta. Hubo veces, tantas malditas veces, en las que sin reparar en tu presencia me dejaba arrastrar por los vicios, las malas compañías y los insidiosos consejos de lobos con pieles de cordero. Consejos perniciosos, que terminaron destruyéndome, destruyéndonos. Ahora me es muy difícil prometerte cualquier cosa. Sin embargo, en éste mismo instante, mientras escribo, me siento como en una de esas tantas noches de insomnio, cuando miraba mi noche entre el ruido del mar por la ventana del departamento que da a la Playa de los Milagros, y fantaseaba estúpidamente, con volver al pasado y cambiar mis malas decisiones, cambiar mis errores y borrarlos de un plumazo, y así poder convertir mi presente en algo más tolerable. El sueño de volver atrás y continuar día a día mejorando a tu lado, envejeciendo a la par, sin descuidarte en ningún momento, queriéndote como nadie nunca imaginó que se pudiese querer, ya que estoy convencido de que eres ideal. Estoy seguro de que es posible porque anoche soñé con mi amor perfecto. Tenía algo de vos, todo de vos, esos ojos negros soñadores y llenos de picardía que me comprendían y me ganaban. Te vi con la nitidez de la realidad y el impacto se propagó por mi cuerpo como una ola de calor que me dilataba las venas permitiendo a mi sangre circular sin control, desbocada, ardiente y poderosa. Te vi como te veo ahora y siempre que quiero verte. Luego aparté la mirada del espejo y continué cepillándome los dientes con energía.
Invento Construyó una máquina para viajar un siglo hacia el futuro y el artefacto funcionó, sólo que muy lentamente: Tardó dos siglos en llegar a su destino
Gatofagia Le faltaba un toque de confianza en sí mismo: ciego, mudo, artrósico y con el futuro pendiente de un hilo (negro, negrísimo, claro está), la vida había dejado de parecerle, siquiera, un poco interesante. Luego el gato se comió al loro y él se comió al gato. Ahora el ciego habla, digamos, repite lo que le dicen, lo cual no es mucho, ciertamente, pero al menos hemos conseguido que encuentre un aliciente para no empezar a los tiros cada mañana, cuando suena el maldito despertador.
Discriminación El estreno de la exposición de paisajes fue un éxito total, salvo por la gresca que montó el guardia de la galería al no aceptar que la autora de los cuadros fuese ciega. |
||
ATRÁS | ADELANTE |