Historias
de Germania
LA CARNEADA ERA UNA FIESTA
La soja
es una intrusa. En los pueblos del interior produjo el éxodo de
muchos de sus habitantes que alquilan sus campos, sus chacras y se
van a vivir a una ciudad. Y junto a los hombres y mujeres de campo
que dejan su lugar, se pierden, claro está, muchas de sus
costumbres, de sus tradiciones. Una de ellas es la carneada.
Disminuida en su connotación social, la carneada se niega a
desaparecer totalmente y aún hoy hay quienes continúan con esta
saludable tradición.
La
carneada es, simplificando, la fabricación casera de fiambres, las
facturas como también se los conocía, a partir de los chanchos
(podríamos llamarlos porcinos o cerdos, pero en el ambiente estas
expresiones no caben) que se criaban en las chacras. Chorizos,
salames, pancetas, quesos de chancho, morcillas, jamones, bondiolas,
codeguines, etc. integraban el lote de las exquisiteces caseras que,
tras los terribles chillidos del pobre animal sacrificado, entregaba
la labor familiar de cada invierno. Pero el chancho y los fiambres
no lo eran todo. Las tareas que demandaba una carneada lograban una
comunión, impensada hoy, entre quienes participaban de ellas,
generalmente los miembros de la familia dueña del animal y de los
amigos que se acercaba a ayudar. Recuerdo que un poco me asustaba
el primer paso, al menos las primeras veces. Después la pasión por
lo que venía hacía que la impresión se desvaneciese. Se colgaba el
chancho y se lo mataba clavándole un cuchillo en el corazón. Los que
estaban formando parte del proceso, ponían debajo un balde, creo que
con sal, para juntar la sangre que se iba a usar para las morcillas
y se revolvía para que no se coagulara.
Después de desangrado, el chancho se bajaba y se lo pelaba. Se hacía
con agua hirviendo que llegaba a ese punto en una olla puesta sobre
el fuego de la leña o sobre las brasas. Nada de cocina. Mientras se
le echaba el agua se le pasaba el filo de un cuchillo para sacarle
los pelos. Acá, muchas veces yo hacía mi aporte. Era lo más fácil.
Claro, había que tener fuerza de cualquier manera. Por consejo de un
viejo ladino, casi siempre se le escapaba al chancho negro por que
era más difícil de pelar que el blanco o el colorado.
Una vez pelado se lo volvía a colgar, se abría, se lo destripaba, se
cortaba al medio y se dejaba enfriar. Algunos, los menos, dejaban
las tripas para hacer los chorizos, la mayoría las tiraba y usaban
las tripas de vaca, ya preparadas que se compraban. El chancho
después se descuartizaba. Y se empezaban a elaborar los fiambres. La
carne se picaba, se cortaba la grasa, se hacía una mezcla con carne
de vaca y todos los condimentos que eran meticulosamente pesados,
como la carne y la grasa para darle la proporción justa.
Después de picada la carne había que amasar la pasta, bien amasada,
hay que pasarla como 10 veces.
En una chacra, a la que solía ir por cuestiones amorosas, ya de
joven, aprendí algunas recetas y secretos: Para el salame tiene que
ser carne sin grasa porque lleva daditos de la grasa de arriba de
todo. A los chorizos no se les pone dados, ya va la grasa
entreverada. En 40 Kg. de carne mí ex suegro le ponía un paquete de
sal parrillera. También le ponía nuez moscada, pimienta, especias...
Y después, el vino tinto con el ajo; puede ser una cabeza en medio
litro para unos 40 Kg. de carne. Picaba el ajo bien finito, lo
machacaba bien en un trapo y se ponía en el vino. Después me
mandaba a mí a apretarlo bien para que salga todo el jugo y pasarlo
por la carne antes de amasar. De un chancho grande, de 200 kg. , se
sacan más o menos 15 o 20 Kg. de salame y unos 50 o 60 de chorizos.
La carne se picaba todo con una máquina a mano. Después de picada la
carne había que amasar la pasta, bien amasada. Ahora hay
mezcladoras, pero normalmente es un trabajo que se hacía a mano.
Una vez mezclada la carne se embuten y se atan los chorizos o los
salames. Y después hay que colgarlos y cuidarlos mucho. Si el lugar
tiene techo de chapa, con algo arriba y con piso de tierra o de
ladrillo, mejor. Tiene que ser un lugar seco. Y tienen que estar
colgados a una altura media de la habitación para que tengan
circulación de aire y porque si están muy cerca de la chapa y hace
mucho frío se ponen negros, y si hace calor se abomban.
Hay que fijarse en la mufa que después hacen. Si hay humedad y
empieza la mufa verde hay que pasarles un trapo con vinagre,
limpiarlos bien y pasarle un trapo seco y dejarlos. También se les
pone harina.Otra
cosa era la preparación de los codeguines, la morcilla y el queso de
chancho. A estos fiambres se les ponía la lengua, parte de la
cabeza, el corazón, riñones, mondongo y cueros que se habían cortado
en lonjas. Esta mezcla se hervía, tenía que estar bien cocida, se
pica todo y se le ponen los mismos condimentos que a los chorizos.
Un arte
era también hacer la morcilla que lleva la sangre y cebollas de
verdeo Decían los viejos sabios que tienen que tener cueros, si no,
no sirven. Una vez embutida, también hay que hervirlas. Y bueno,
también se hacían jamones, la bondiola, pero eso era más aburrido. Y
por supuesto, durante ese día, el de la carneada, se comía un buen
asado se bebía abundantemente, (Los mayores yo como ahora, no bebía
ni un vaso de vino)…. Bueno si, en realidad a escondidas lo hacía Y
hasta “me empedé” un vez mal.
La
carneada era una fiesta. Espectacular fiesta.
Los inmigrantes que vivían por la zona de Germania, (incluyo Pinto,
Granada, Balbín y Gunther) todos carneaban, pero los italianos eran
más choriceros. Eran unos choriceros bárbaros. Los gallegos eran
distintos, hacían otros fiambres. Hasta una morcilla blanca, sin
sangre. Era rara. La carneada es una de las cosas que extraño de
Germania.
Un
regalo... Este es un tema de Leo Gieco
LA
CARNEADA (Más abajo está el audio)
Cuando era chico vivía en el campo
De abuelos casi italianos
Primas y primos de nueve hermanos,
Vacas, perros y caballos
Y de los campos vecinos venían
Con sus familias a visitarnos
Dos veces al año se hacían carneadas
Y de a cinco chanchos mataban
Cómo gritaban los pobres colgados,
Era la comida del año
Un acordeonista y un baterista,
Paso doble, tarantela, ranchera y vals
Ay, ay, cómo se armaba
Tanta fiesta en un fin de semana
Ay, ay, cómo se mezclaban
Tías, primas, hijos, hermanos y cuñadas
Asado y vino, cartas y tabas
Y de día la luz del sol
Panes al horno a las seis de la tarde,
Y después a la luz del farol
Cuando venía la noche era más lindo
Por lo que aguardaba la oscuridad
Ay, ay, cómo se armaba
Tanta fiesta en un fin de semana
Ay, ay, cómo se mezclaban
Tías, primas, hijos, hermanos y cuñadas
Cuatro olivos, veinte mandarinos
Tres palmeras, paraísos y eucaliptos
Trigales altos, maizales y alfalfa,
Siempre se buscaba a alguien que no estaba
La bagna cauda y canzonetas italianas
A tres voces altas, medias y bajas
Ay, ay, cómo se armaba
Tanta fiesta en un fin de semana
Ay, ay, cómo se mezclaban
Tías, primas, hijos, hermanos y cuñadas
Cómo extraño esa vida del campo
Y a una prima que llevo acá…
AUDIO
LA CARNEADA
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