Tasas, servicios públicos, obras públicas, trabajo, comunicación
EL DESAFÍO DE GOBERNAR
El proceso de reestructuración económica que viene experimentando la Argentina, ha interactuado con profundas transformaciones en los campos político, institucional,  económico y social, con importantes repercusiones en lo que atañe al replanteo en las relaciones entre la sociedad y el Estado, cobrando gran relevancia, en particular, las condiciones y naturaleza del financiamiento del sector estatal.
 
En este contexto, muchos de los cambios aún tienen escasa incidencia en el orden municipal, incluyendo también aquello que hace a las cuestiones de índole fiscal.
Sin duda, la creciente revalorización del municipio en las nuevas constituciones provinciales profundiza las tendencias actuales hacia una mayor autonomía y/o la descentralización de funciones, otrora de niveles nacional o provincial, más allá del necesario debate acerca de cuáles son las ventajas de descentralizar funciones y responsabilidades en los estados locales, por ejemplo a partir de aprovechar las “ventajas de cercanía”.
No obstante, un desafío pendiente consiste en lograr un adecuado financiamiento del sector público municipal, con la salvedad de que el relativo desfinanciamiento de los mismos no es solo atribuible a un incremento de sus funciones y competencias o a la mala administración del gasto, sino también a la falta de una política tributaria apropiada, más allá de que los sistemas tributarios municipales sean acotados en sus potestades (y aún encuentra pendiente la necesaria  revisión).
El status jurídico-institucional de los municipios de la Provincia de Buenos Aires puede resultar inadecuado frente a los desafíos histórico que enfrentan, siendo que diversas circunstancias han desbordado el margen de maniobra de los mismos  para dar respuesta a las crecientes demandas que reciben a pesar de los escasos recursos con que cuentan.
En el caso de las municipalidades de la Provincia de Buenos Aires, para el cumplimiento de sus fines, se establecen múltiples obligaciones: tasas, derechos y contribuciones así como actualizaciones, intereses y multas, conforme las atribuciones expresamente delegadas por la Ley Orgánica de las Municipalidades (Decreto Ley 6769 de 1958), en condiciones de autarquía para administrar sus recursos y su patrimonio. En lo que hace a su poder tributario, más allá del reconocimiento de las limitaciones normativas existentes sobre estas facultades, entendemos que ello no imposibilita la existencia efectiva de un sistema fiscal autónomo, consistente en la capacidad de autosustentación o de suficiencia de recursos ("propios") para llevar a cabo los objetivos fijados por la misma gestión, y tal capacidad se construye contándose con no pocos "grados de libertad" para efectivizarla, más allá de la deseabilidad de una mayor adecuación normativa.
En un Municipio como el de Villa Gesell, donde los contribuyentes locales y foráneos tienen ingresos estacionales, necesariamente, se deberían fijar políticas tributarias que fueran creativas y capaces de generar recursos “de temporada” al Municipio, que obviamente tiene en el verano, mayores erogaciones que en el invierno y que, además en los tiempos de recaudaciones bajas, precisamente por la volatilidad de los ingresos de sus habitantes, debe gastar dinero para sostener a una ciudad preparada para recibir centenares de miles  de turistas y además llevar a cabo obras públicas que son fundamentales para que la plaza turística sea cada año más competitiva.
Los servicios públicos son esenciales en un destino turístico. Por supuesto que estos también son más caros que en una ciudad “normal”. Los prestadores de los mismos, al igual que el Municipio, sostienen una súper estructura que usan en pequeño grado durante el invierno. Acá también debemos incluir a los servicios prestados por las Cooperativas eléctrica y telefónica. Todos estos servicios deben seguir prestándose con la misma eficiencia durante todo el año.
 
No es lo mismo
Uno de los servicios públicos fundamentales, es el de la recolección de residuos domiciliarios, comerciales y su disposición final. Debido a las dificultades financieras por las que travesó el Municipio ante la negativa del Bloque de Concejales de la UCR, Coalición Cívica, ARI, a dar quórum para que pudiera ser sancionada la Ordenanza que permitía el aumento de las tasas en un 48 %, no fueron ajustados los valores que percibe ECOPLATA y los pagos que recibió fueron parciales. La empresa como contrapartida, discontinúo el servicio y no prestó la colaboración necesaria aún cuando debe su supervivencia a la decisión política del Intendente Erneta de renovar el vínculo readecuando los valores misérrimos que recibía durante el gobierno de Baldo. Hoy, el servicio no es bueno y el Municipio deberá tomar la decisión de llamar a Licitación nuevamente y aceptar de  esta manera a nuevos jugadores o reunirse con la empresa para readecuar los precios. ECOPLATA no respondió al Municipio de la misma manera que el Municipio lo hizo con ella. Quizás haya llegado el momento de barajar y dar de nuevo.
 
Volviendo a la reforma tributaria
Toda reforma fiscal tributaria requiere sustento político como condición insoslayable, en el sentido de que debe ser un objetivo prioritario del gobierno y liderado con convicción por la conducción política. Ello supone, desde ya, superar la vieja concepción de la política tributaria como “piantavotos”, en la medida en que percibamos que ningún objetivo de gobierno puede concretarse sin financiamiento apropiado, siendo que la tributación es el medio legal y legítimo para ello, además de ser canal natural de los ciudadanos para expresar formalmente la voluntad de vivir en una sociedad civilizada y solidaria, sosteniendo los requerimientos de capital físico, social y humano.
Creemos que es fundamental que la conducción política del gobierno local defina y encarne los objetivos de la política tributaria y de la agenda de la reforma fiscal tributaria, siempre sobre la base de la mayor equidad y eficacia posibles (en ese sentido, decimos “politización de lo tributario”), y teniendo en claro de que de lo que se trata es de arraigar socialmente un sistema de premios y penalidades que orienten las conductas sociales en el sentido de comportamientos colectivos "virtuosos".  Ello es la condición insoslayable, si bien, no suficiente.
Sin embargo, también se trata, en cierto sentido, de “despolitizar” la ejecución de las tareas propias de la gestión tributaria, es decir, asegurar la autonomización de la administración tributaria respecto de toda presión e influencia política en favor de intereses individuales o sectoriales, no solo para lograr credibilidad, previsibilidad y transparencia, sino fundamentalmente para asegurar la igualdad que exige toda política tributaria en cuanto al tratamiento de los particulares, erradicando de raíz las prácticas clientelistas de “soluciones a medida”, aún cuando estas puedan, a veces, responder a móviles aparentemente nobles, pero en un mal entendido concepto de justicia social.
 
Final con futuro
Solucionada la cuestión coyuntural de la desfinanciación Municipal con la aprobación del aumento de las tasas, lo que se viene solo puede ser mejor…
En  el siglo XIX Alberdi había definido que gobernar era poblar. En el siglo XX Perón dijo gobernar es crear trabajo. Y en siglo XXI podemos decir que gobernar es integrar socialmente los tres niveles de gobierno: nacional, provincial y municipal, fundamentalmente, desde la unidad de las ideas políticas que tienen que ver con el fortalecimiento del modelo nacional y popular, en el contexto de las mentadas políticas de Estado y fundamentalmente del proyecto a largo plazo que todos ambicionamos.
La unidad política de los tres niveles, repercuten claramente en beneficio de los ciudadanos, porque es claro que cuando se comparten luchas, se forjan lealtades, todo tiene luego su correlato a la hora de gestionar. 
Villa Gesell se encuentra hoy en una situación privilegiada, como nunca jamás la tuvo anteriormente, y esto se traduce claramente en las obras públicas que se están llevando a cabo, nunca jamás igualadas desde el 1º de Julio de 1978. Se hicieron más en el período 2007-2011 que en los casi 30 años anteriores. Y esto no es casual. La relación que tiene el actual intendente Jorge Rodríguez Erneta con el Ejecutivo nacional y el Provincial es óptima. Y eso vale mucho.
En una ciudad con características como Gesell, diferentes a la mayoría del país por ser una ciudad que recibe y brinda servicios a cientos de miles de turistas por año, necesita una mayor cantidad de inversiones que cualquier otra.
En Villa Gesell se habla de realidades concretas, de obras. El nivel de inversión pública más importante de las últimas décadas gracias a la recaudación a nivel nacional, provincial y municipal, y a la adecuada interacción entre todos los niveles de gobierno.  La Obra Pública, además genera cientos de puestos de trabajo, directos e indirectos. La construcción es la madre de todas las industrias.
¿Falta? Sí, claro que falta, por supuesto que falta. ¿Quién en la Argentina en su sano juicio puede afirmar que no falta, que no queda un montón de dolores por curar, por sanar, que no queda más seguridad que brindar, que no hay más infraestructura que dar? Es necesario continuar el proceso iniciado en 2007, signado por la gestión de los hechos concretos.
Pero, también gobernar es comunicar; y hacer política requiere comunicar. Pero hacer política no es únicamente comunicar, no es estar todo el tiempo desfilando por el canal de televisión viendo qué imagen con gancho puedo generar, qué frase simpática puedo tirar para que de esta manera se esté hablando del gobernante o estar minutos defendiendo la gestión de los ataques sin sentido de la deshilachada oposición, pero que de contenido no haya nada. Comunicar es hoy además de decir con detalles lo que el gobierno hace, que es mucho y de llegar con contenidos precisos a los medios, fijar la agenda. Hoy en Villa Gesell, a pesar de no hacer absolutamente nada, la agenda es fijada por la oposición y sus comunicadores.
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