LA PAYADA DE LA SEMANA
El payador anda con el paso cambiado. Sin dejar de ser un gaucho de la pampa, camina ahora al ritmo del 2 x 4. ¡Lo parió... como tiran!
 
No sabés como quisiera
brindarte una serenata
para decirte, che ñata,
lo sincero de mi amor.
pero me embarga el dolor:
Tengo la viola empeñada
y la voz está achacada
y vos no tenés balcón...
por eso de corazón
no puedo cantarte nada.

Si cacho papel y lápiz
para hacerte una misiva
las faltas de ortografía
me harían pasar calor.
aunque yo sienta pavor
me disfrazo de poeta,
para decirte, pebeta,
este tango es para vos.
Lo bailaremos los dos
si vos me das la receta.
 
Te voy a escribir un tango...
Un tango rante y florido
que te susurre al oído
un amor de alto rango.
Habré de saltar el fango
en tiempo de dos por cuatro
Petiza no haré teatro...
mí verso será sincero...
Saltaré desde el ropero
a la hora veinticuatro.

Por cierto ando metido
y por eso  me arremango
Te voy a escribir el tango
más cafiolo y más florido
para decirte al oído
que te metiste en mí cuero...
No te diré que me muero
si lo que quiero es vivir
Más quizás deba partir
no quiero un amarradero.

Sos una estrella en mi cielo,
sos llovizna en la vereda,
sos Paseo  y Alameda
pero también vos sos hielo
andás alto y por el suelo
sos el perfume y aroma
de una rosa que se asoma
coqueta de algún balcón...
Más te falla el corazón,
y no me gusta ni en broma.
 
Ya sin corte y quebrada
y siguiendo la espinela,
voy a encender una vela,
de color y perfumada.
La casa recién pintada,
y muy cálido el ambiente...
Marcan el cambio evidente
del payador geselino...
Él le sonríe al destino,
y en la espera es muy paciente.
 
La milonga ha de llegar
despacito y sin apuro
y tal vez a su conjuro
yo me pueda enamorar...
Pero antes... ¡A cenar!
yo la convoco a mí casa...
Verá como el tiempo pasa
entre bocado y bocado...
Por algo esto ha pasado,
y se hace roja la brasa.
 
La gran Eladia escribió
un tango que es poesía...
disfruté mientras leía,
la verdad, me conmovió.
Al miedo se refirió
con dolor y esperanza...
Cuando se acabe la danza,
la vida sigue esperando...
Deje que vivan volando
mariposas en su panza.
 
 
“El miedo de vivir”
de Eladia Blázquez
El miedo de vivir
es el señor y dueño
de muchos miedos más,
voraces y pequeños,
en una angustia sorda
que brota sin razón,
y crece muchas veces
ahogando el corazón.
¡El miedo de vivir
es una valentía!
Queriéndose asumir
en cada nuevo día,
es tuyo y es tan mío
que sangra en el latir
igual que un desafío
el miedo de vivir.
Los miedos que inventamos
nos acercan a todos
porque en el miedo estamos
juntos, codo con codo...
Por temor que nos roben
el amor, la paciencia
y ese pan que ganamos
con sudor y a conciencia.
La soledad es miedo
que se teje callando,
el silencio es el miedo
que matamos hablando,
¡y es un miedo el coraje
de ponerse a pensar,
en el último viaje...
sin gemir ni temblar!
 
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Eladia Blázquez

 
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