Entre la realidad y los carroñeros

EL CRIMEN DE FERNANDO

 

El asesinato de Fernando Báez Sosa impactó fuertemente en la sociedad.  Páginas y páginas en diarios y revistas, palabras y palabras en las radios, pantallas de los televisores no daban y aun no dan tregua con imágenes y noticias presentadas de una manera vertiginosa y muchas veces maliciosa, redes sociales... Cóctel explosivo que lo transformaron en una causa nacional y que sirvió, con mucha mala leche para tratar de estigmatizar a la política local, a Villa Gesell como ciudad y a los geselinos, como cómplices, al menos, por omisión

A la pregunta sobre quién puede establecer que, a veces, ante hechos puntuales las cosas empiezan a cobrar más relevancia, la respuesta es clara: Todos. O al menos casi todos los que no son capaces de entender que en este caso, se manejaron, desde los medios varias acciones y también, llamativas omisiones: Ninguno se ocupa de los boliches como instrumentos de poder de los mercaderes de la noche. Es más, algunos los defienden ante la decisión del Intendente Barrera de proceder a su regularización y tampoco le dedican espacios a cuestionar la pasividad de algún funcionario provincial que dice que anticipó lo que iba a pasar y no hizo nada para evitar que pasara cuando, es precisamente su responsabilidad cuidar a la sociedad para que esas cosas no pasen.

Es cierto que hay un tema que excede la pertenencia de los asesinos a un club de rugby. Hay un estado casi generalizado de violencia que se da en vastos sectores de la sociedad y tiene que ver con la clase a la que pertenecen o suponen que pertenecen y es la elección del chivo expiatorio, la víctima. Agarran al “negrito”, así lo llaman y lo golpean, en esta ocasión, hasta matarlo. Eso tiene que ver con la clase. Es una clase que está acostumbrada a que nadie le diga cómo es la ley. Es una clase que no le importa tanto si gana plata o no, sino hacer lo que quiere con las personas y con cosas. Pero lo que es notable, es que, después de haber matado, terminaron comiendo una hamburguesa. Puro canibalismo. Ellos hacen ese rito y comen la carne. Hay varios casos de asesinos seriales que terminan comiendo después de cometer su crimen. Estos tipos se chupaban los dedos llenos de sangre.

 

Las últimas novedades

La titular de la Fiscalía N° 6, Verónica Zamboni, pidió imputar a los ocho rugbiers detenidos por el hecho como coautores del asesinato. En la última ampliación de la indagatoria los acusó de “homicidio doblemente agravado por su comisión de alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”, así como también de las lesiones que les provocaron a los amigos de la víctima, quienes también fueron atacados a golpes. Hasta ese momento, esa calificación se restringía a Máximo Thomsen (20) y Ciro Pertossi (19). Los otros seis integrantes del grupo, Matías Benicelli, Blas Cinalli, Enzo Comelli, Lucas y Luciano Pertossi y Ayrton Violaz, estaban acusados de ser partícipes necesarios del homicidio.

Los abogados de la familia de la víctima solicitaron a la Justicia que incorpore al rugbier número 11 entre los investigados y que declare, en principio, como testigo.

Además, mantuvo que los dos excarcelados, Juan Pedro Guarino y Alejo Milanesi, fueron partícipes necesarios.

Según la fiscal, los ocho jóvenes atacaron a Fernando “previo acuerdo de interceptar a la víctima y golpearla para darle muerte”. Para ello, cumplieron un “plan premeditado, dividiéndose tareas”, entre las cuales Thomsen, Ciro Pertossi, Comelli, Benicelli y Cinalli se encargaron de “abalanzarse por detrás” de Fernando “aprovechando que se encontraba de espaldas e indefenso” y “actuando sobre seguro en virtud de la superioridad numérica y física existente”.

Mientras tanto, Hugo Tomei abogado de los imputados, acusó a la fiscal para intentar apartarla de la causa.

Además, los abogados de la familia de Fernando, solicitarán que los rugbiers acusados sean sometidos a peritajes psicológicos y psiquiátricos, tanto los ocho acusados que están bajo prisión preventiva, como los dos rugbiers que fueron liberados pero que siguen bajo investigación.

 

Misa frente a Le Brique

Por su parte,  al cumplirse un mes del crimen de Fernando, el obispo de la Diócesis de Mar del Plata, Monseñor Gabriel Mestre, presidió una misa para pedir por “su eterno descanso” y por “justicia”. Lo acompañaron el padre Pablo Bosisio, el Diácono Marcelo Benavidez y otros sacerdotes de la Diócesis. Estuvo presente el intendente Gustavo Barrera acompañado de funcionarios y concejales.

Ante miles de personas provenientes de distintos puntos geográficos del país que exigían permanentemente justicia y castigo a los culpables, antes de comenzar la ceremonia, el Obispo leyó una misiva escrita a mano por el Papa Francisco. El texto de la misma es el siguiente: “Querido hermano: Se que pasado mañana celebrarás una Misa en Villa Gesell al cumplirse un mes del asesinato de Fernando Báez. Quiero asegurarte mí compañía espiritual ese día. También yo celebraré la eucaristía por Fernando y sus padres. Por favor, no olvides de rezar por mí. Que Jesús te bendiga y la Santa Virgen te cuide. Fraternalmente. Francisco”. 

En su homilía, seguida en silencio por la multitud y aplaudida con fervor al finalizar, Monseñor Mestre dijo que Graciela, la madre de Fernando decía minutos antes, que “junto a la palabra Justicia, insistía en este tema de la no violencia. Tenemos que poder ser realmente seres humanos que luchemos contra todo tipo de violencia. Primero con esta violencia dramática, que asesina brutal, no se que otro calificativo darle, por la cual Fernando fue asesinado en este preciso lugar de una manera absolutamente injusta con una violencia extrema” Más adelante dijo que “pensemos en otro tipo de violencia, en los femicidios, en la violencia de género, en la doméstica, que destruye, claramente la vida de los seres humanos. Justicia y no violencia son las palabras que nos deja el corazón dolida de la mamá de Fernando, una mujer presente, una mujer de Fe que rinde memoria así a su hijo, también alguien creyente. Cuando veíamos en estos días el programa de los ideales que tenía, que se los transmitió también a su mamá, realmente uno quedaba sorprendido positivamente por los valores que Fernando marcaba ahí de solidaridad, de buscar ser mejor, de estudiar, de practicar deportes, valores tan importantes que están en las antípodas de la violencia” Monseñor Mestre continuó diciendo que “el pedido de verdad y justicia no se contraponen, van de la mano con esta reacción que para  que somos creyentes en Jesús, es una reacción evangélica, de luchar contra la violencia sabiendo que la única manera de hacerlo es la paz. Que podamos ser queridos hermanos hoy aquí, donde con dolor, con indignación, con carga, con bronca, nos manifestamos cada uno desde el lugar que puede, como puede, seamos capaces de ser, desde nuestro pequeño espacio, artesanos de la paz, para que nunca más haya un Fernando. Para que nunca más haya otra víctima de violencia asesina en nuestra ciudad y en nuestra Patria. Se lo pedimos a Dios, los que somos creyentes, cristianos católicos, nuestros hermanos evangélicos, los de cualquier otra religión y aquel que no sea creyente, que lo haga desde lo más profundo y recto de su corazón para poder tener este espíritu que realmente nos anime en serio a luchar contra todo tipo de violencia, a ser artesanos de la paz,  a jugarnos  y pedir siempre verdad y justicia”.

Al finalizar la ceremonia religiosa, Monseñor Mestre bendijo la placa en conmemoración de Fernando colocada por la Municipalidad en el sitio en el que lo asesinaron, y una “Rosa de la Paz”,  donada por el reconocido orfebre Juan Carlos Pallarols

 
Átrás   ADELANTE